¿Qué perspectivas percibe respecto al sector hidrocarburos en Perú?
El Perú (al igual que Bolivia y Argentina) va a dejar de ser un país petrolero y seguirá girando hacia el gas natural porque las reservas potenciales que tiene de este último son mucho mayores que las de petróleo (ver recuadro).
Hay potencial de gas natural pero los proyectos están trabados. ¿Qué opina?
En el Perú sigue habiendo una política de Estado de llevar gas natural a la mayor parte del territorio nacional. Los desarrollos logrados en Lima e Ica ya están consolidados y ahora hay que llevar el gas al sur del país, tal como está concebido con el proyecto del Gasoducto Andino del Sur (Gansur).
Pero este proyecto ya tiene cinco años y las obras no se inician…
Se adelantó en el tiempo porque este tipo de proyectos no funcionan con la sola iniciativa privada. Es como una carretera o una línea férrea; se necesitan las garantías e incentivos del Estado para que ese proyecto se concrete.
¿Qué tipo de garantías?
Son garantías a las tarifas o una garantía de red principal, como se aplicó en Camisea. Si el Estado garantiza al Gansur, el circuito exploratorio del gas natural se va acelerar, a pesar de los problemas sociales existentes.
Las negociaciones entre el Gobierno y Kuntur (consorcio a cargo del Gansur) para acelerar las obras se han estancado. ¿Cuál es su percepción?
Yo diría que el sector eléctrico juega un papel muy importante, porque si se concreta el Gansur se crearía una competencia muy importante (el polo petroquímico que se proyecta en el sur incluye un nodo energético de más de 2,000 MW para ser operado con gas natural). Sin embargo, el Gasoducto Andino del Sur es un proyecto estratégico que, de no hacerse, puede incluso llevar a un problema de gobernabilidad del país.
Kuntur ha dicho públicamente que no inician las obras porque el Gobierno no les da luz verde…
Este proyecto no necesita luz verde, fue creado bajo iniciativa propia (privada) y, por lo tanto, está bajo riesgo propio.
¿Cómo se podría llevar adelante el Gansur?
El Congreso debería debatir las alternativas que existen sobre el tema, las cuales debería enviarlas el Ejecutivo. Una es que el Congreso autorice la compra del proyecto del Gansur al consorcio Kuntur (dado que este proyecto tiene avances importantes como el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) ya aprobado. Se ha avanzado bastante en los estudios de ingeniería) para luego licitarlo internacionalmente, pero ahora con garantías del Estado (sobre las tarifas, o de red principal) y que el nuevo operador que entre lo haga con condiciones abiertas (y metas por cumplir).
¿Qué otra opción hay?
Que el Estado haga un nuevo proyecto de gasoducto paralelo, que también incluya garantías del Estado, pero esta alternativa demoraría dos o tres años en obtener los permisos y el EIA. La tercera opción es que el Congreso le autorice al Gobierno (o a Osinergmin) para renegociar todo el proyecto con el consorcio (Kuntur) y darle las garantías (tarifas o de red principal). Y la cuarta alternativa es que el Estado le diga al consorcio que hay plazos que tiene cumplir y que ya es tiempo de mostrar resultados porque, de lo contrario, la concesión tendría que revertir al Estado.
Lo primordial es que el Gansur es un proyecto de Estado que debería acelerarse porque favorece mucho al sur del país y si no se le da la atención necesaria puede afectar a la gobernabilidad del país.
¿Cómo acelerar el Gansur si no tiene demanda suficiente para hacerlo viable?
Para su desarrollo, este proyecto necesita exportar LNG, un nodo energético en el sur para suministrar esa región y el norte de Chile, petroquímica, etcétera. Es un proyecto interesante, pero está
entrampado.
¿Pero, no sería paradójico para este gobierno que la viabilidad del Gansur pase por exportar el gas?
Hay que demostrar en términos técnicos que cuanto mayor la demanda, menor el precio y tarifas del gas, y más demanda implica exportar el gas natural. El Gansur no camina, no tiene ningún sentido sin la exportación del gas natural.
¿Qué opina del nuevo etanoducto?
No le encontramos pies ni cabeza, quizás porque no han explicado lo suficiente.
OTROSÍ DIGO
La problemática medioambiental en el Perú se caracteriza porque hay “varias cabezas y no hay una hoja de ruta muy clara”. Los procesos para obtener la aprobación de los estudios y los permisos son muy largos y tediosos. Por ello, las empresas medianas o grandes están mirando con recelo el tema ambiental en el Perú.
¿Vendrán al Perú las grandes petroleras?
La producción petrolera en el Perú está declinando porque prácticamente no ha habido exploración por varios años, debido a que se entregaron muchos lotes petroleros a empresas pequeñas (‘juniors’), sostiene Álvaro Ríos.
Estas empresas son las que se encargan de obtener los permisos medioambientales y del trabajo inicial, pero cuando llega el momento de perforar el primer pozo exploratorio, que cuesta entre US$ 10 millones y US$ 30 millones, no tienen los recursos para hacerlo, agregó.
Lo usual es que, en ese momento, las junior vendan esos contratos a empresas más grandes. Sin embargo, “no están pudiendo venderles a las empresas grandes, debido a toda la problemática social y medioambiental que está viviendo el Perú”, acota.
Por ello, advierte que se podría acentuar esa tendencia y que las empresas chicas dejen los lotes al no poder vender los contratos, y que los lotes reviertan al Estado peruano.