Sao Paulo (Reuters).- El jefe de Gabinete del ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva fue condenado a 23 años de prisión el miércoles por corrupción, lavado de dinero y conspiración, en el marco del gigantesco escándalo que involucra a la firma controlada por el Estado, Petrobras.
José Dirceu, un importante líder del Partido de los Trabajadores que gobernó Brasil desde el 2003 hasta que la semana pasada la presidenta Dilma Rousseff fue suspendida, había sido sentenciado antes por el Tribunal Supremo a más de 10 años de cárcel por una operación de compra de votos en el Congreso.
“Ni siquiera una condena de parte del máximo tribunal del país pudo impedir la recaída en el delito”, escribió el juez Sergio Moro en su sentencia, indicando que Dirceu participó del esquema de coimas incluso después de haber sido condenado por comprar votos de legisladores.
Moro supervisa el caso que involucra a Petrobras.
La pesquisa sobre corrupción más grande en la historia del país sudamericano ya puso tras las rejas a varios empresarios y políticos, contribuyó a la peor recesión de Brasil en décadas y disparó el descontento popular que terminó en el proceso de juicio político por el que Rousseff fue apartada del cargo.
El Senado suspendió la semana pasada a Rousseff, sucesora elegida por Lula, a la espera del resultado de un juicio en la cámara por presunta violación de leyes presupuestarias. La decisión allanó el camino para que tomara las riendas de Brasil interinamente un Gobierno más afín al mercado, liderado por el vicepresidente Michel Temer.
Rousseff no ha sido acusada de ningún delito en la causa Petrobras. Lula, quien fundó el Partido de los Trabajadores junto con Dirceu y otros políticos de izquierda en la década de 1980, está siendo investigado por acusaciones de que recibió pagos por parte de las compañías señaladas en la causa.
Tanto Lula como Rousseff niegan haber cometido algún delito.