(Bloomberg) La Casa Blanca de Donald Trump temía lo peor del testimonio del ex director del FBI James Comey: la revelación de lo que un colaborador muy cercano llamó una “bomba obscena”, que llevaría las investigaciones a direcciones enteramente nuevas e impredecibles.
Eso nunca llegó, ya que Comey se atuvo en casi todo a detalles ya informados anteriormente. Pero con calma y cuidadosamente, Comey podría en realidad haber hecho algo igual de peligroso.
Al no eximir de culpa ni condenar al presidente, Comey instaló en su comparecencia del jueves ante la Comisión de Inteligencia del Senado una hoja de ruta de preguntas para que el fiscal especial Robert Mueller siga en relación con la conducta de Trump, un camino que podría llevar meses, hasta años. Al mismo tiempo, el jefe del panel dijo que su investigación está comenzando, y una segunda comisión puede convocar a Comey a declarar.
Trump rompe el silencio sobre Comey y reclama ’Vindicación completa’
Mientras que los republicanos esperan dejar atrás las revelaciones de Comey y regresar a su agenda, que el presidente esté bajo una “nube” --la palabra la usó Trump-- con la credibilidad empañada, una posición política disminuida y distracciones a granel no contribuirá a la concreción de sus proyectos de salud, impuestos o infraestructura.
“Todo se consume en estas batallas y peleas que no son parte directa del proceso legislativo”, dijo el representante republicano Tom Cole, de Oklahoma.
Detrás de la escena, los republicanos lograron algún progreso esta semana en sus conversaciones a puertas cerradas sobre la revocación del Obamacare mientras tratan de introducir cambios en la ley de salud aprobada por la Cámara. Pero aún están por debajo de los 50 votos necesarios para la aprobación en el Senado y necesitarían también la aprobación de la Cámara de Representantes.
Presidente dañado
Esta vez, sin embargo, no podrán apoyarse tanto en un Trump deteriorado --que tuvo una participación intensa en los esfuerzos para la aprobación por parte de la cámara del proyecto anterior-- para lograr los votos finales decisivos.
Las distracciones también parecen estar frenando las ambiciones de Trump de grandes recortes de impuestos. Aun cuando el presidente ha afirmado que su ley de impuestos está avanzando en el Congreso, no hay un proyecto de ley, ni un acuerdo básico sobre la estructura de ninguna modificación impositiva.
Los líderes republicanos esperan todavía recibir noticias de la Casa Blanca sobre los detalles de su plan, que según han señalado algunos importantes asesores podrían no llegar hasta setiembre, como muy pronto.
Trump trató de usar la semana para hacer avanzar su tercer tema importante de la agenda --la infraestructura-- pero ha hecho pocos progresos al respecto. Legisladores de ambos partidos rechazaron de inmediato su recién anunciada propuesta de privatizar el control de tráfico aéreo, mientras que los demócratas lo acusaron de perder la oportunidad de conformar un audaz paquete bipartidista.