Las elecciones generales en Estados Unidos están llegando a su fin. Y el camino ha sido largo, exhaustivo y hasta doloroso.
Las campañas de ambos candidatos, Hillary Clinton y Donald Trump, estuvieron marcadas por controversia, acusaciones y ataques. A poco tiempo de conocer el ganador de la carrera presidencial, estos fueron los principales escándalos de la campaña norteamericana.
Falta de aire
Las portadas del 11 de septiembre de 2016 parecían no llevar sorpresas. Se conmemoraban 15 años del atentado al World Trade Center, y en Nueva York se celebraba una ceremonia en la que Hillary Clinton estaba presente. Pero la agenda cambió cuando la candidata demócrata se descompensó en pleno homenaje.
La salud de Clinton levantó la alarma. De pronto, medio país se preguntaba si estaba capacitada para cumplir la función de presidente, y la otra mitad se comía las uñas esperando. El diagnóstico fue agridulce. Clinton padecía neumonía, pero bastante leve, tratable y sin mayores complicaciones.
Ni una menos
En el segundo debate presidencial, Donald Trump aseguró a todo el mundo que nadie respetaba a las mujeres como él. Lástima que a pocas horas de comenzar el tercer debate, el Washington Post publicó un vídeo de 2005 en donde se observa al magnate alardear que él puede tocar los genitales de las mujeres y que ellas accederían porque él es una “estrella”.
Lamentablemente, esta es solo la cereza del postre. A lo largo de la campaña, Trump se ha referido a las mujeres de forma ofensiva. En 2015 se refirió a la actriz Rosie O’Donell como una “cerda gorda” o un “perro”. Este año, en marzo, se burló del físico de la esposa de Ted Cruz, su contrincante a la candidatura republicana.
Otro episodio misógino del candidato fue cuando llamó “repugnante” a la ex Miss Universo Alicia Machado. Adujo, también, que Clinton la ayudó a hacerse ciudadana de EE.UU. para que la apoye en su campaña.
No olvidemos que Trump también expresó que las mujeres no merecen una paga equivalente a la masculina, a menos que trabajen “tan bien como los hombres”.
Tienes un email
Entre 2009 y 2013, Hillary Clinton era Secretaria de Estado, que es un puesto similar al de primer ministro en otros países. El puesto conlleva una enorme responsabilidad, sobre todo por el torrente de información sensible a la que se tiene acceso.
Precisamente para ello, a los funcionarios estadounidenses les entregan una dirección electrónica gubernamental, protegida ante posibles ataques cibernéticos y demás. ¿Cuál fue el problema? Hillary Clinton utilizó su correo personal para enviar y recibir documentos aparentemente confidenciales.
“Cometí un error usando un email privado. Y si pudiera regresar, lo haría diferente”, declaró Clinton, quien asumió su responsabilidad luego de que explotara el escándalo en 2015. El FBI, por su parte, inició una investigación en su contra.
Al final, el FBI decidió que las acusaciones penales hacia Clinton estaban injustificadas, no sin antes calificar el accionar de la candidata como una “extrema negligencia”, según dijo James Comey, director de la agencia.
El muro
Probablemente lo único que haya molestado más que la misoginia de Trump, sea su xenofobia. A lo largo de la campaña, el candidato se refirió despectivamente hacia afroamericanos, musulmanes y latinos. A estos últimos, parece que les tenía un cariño especial.
En el lanzamiento de su candidatura, Donald Trump acusó a los mexicanos de narcotraficantes y violadores. Incluso aseguró que los perseguiría y deportaría en buses de ser elegido presidente.
Lo más curioso, sin embargo, fue su propuesta de construir un muro (al mejor estilo de Game Of Thrones) a lo largo de la frontera de Estados Unidos con México, para evitar que sus vecinos del sur pisen territorio norteamericano.
El factor Lewinsky
Uno de los pilares de la campaña de Hillary Clinton fue el feminismo. El mensaje de la candidata demócrata está fuertemente basado en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, y su discurso para conseguir el voto femenino se basa en que ella representa al género en los Estados Unidos.
En 1998 su esposo, Bill Clinton, era presidente. Entonces reventó un escándalo que sacudió a todo el país. El mandatario había sostenido un affaire con Monica Lewinsky, una becaria de la Casa Blanca, entre 1995 y 1996. Hillary lo perdonó y el matrimonio Clinton no se derrumbó.
Ahora, en plena carrera presidencial, la pregunta de los opositores de Hillary Clinton saltó al aire. ¿Cómo puede sostener un discurso que empodera a las mujeres cuando ella perdonó la infidelidad de su marido?
A pesar de que algunos consideran la presencia de Bill Clinton como una garantía de experiencia política en el Despacho Oval (fue presidente entre 1993 y 2001), otros sostienen que el expresidente es una contradicción en el discurso de la candidata demócrata.
¿Quién quiere ser millonario?
Es de conocimiento público que Donald Trump es millonario. De hecho, el candidato republicano se ha esforzado en hacerlo saber cada vez que tiene oportunidad. Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta a cuánto asciende la fortuna de Trump.
Desde que Ford era presidente en 1976, ningún candidato a la Casa Blanca ha ocultado a la población las cifras de su patrimonio. Pero Donald Trump ha decidido mantener en reserva sus declaraciones de impuestos, si le debe a alguien o si hay algún conflicto de interés en sus numerosas inversiones.
El magnate sostiene que no puede revelar su información financiera porque se encuentra sometido a una auditoría de la IRS (Internal Revenue Service, la agencia tributaria del Estado). Hillary Clinton, por su parte, se apresuró a acotar que Nixon pudo hacer públicas sus declaraciones en medio de su propia inspección. Entonces, ¿cuál es el problema?
The New York Times publicó una denuncia a Donald Trump por utilizar métodos legalmente dudosos para evitar pagar impuestos en los años 90. Es decir, una forma de elusión fiscal.
Hillary Clinton le increpó sobre el pago de sus impuestos en el primer debate presidencial, y lo acusó de no pagar ninguno. Trump respondió que si lo hizo, eso lo haría “inteligente”.