Chile inició sus elecciones presidenciales en donde la exmandataria socialista Michelle Bachelet corre con amplia ventaja para volver al poder con una ambiciosa agenda de reformas que busca reducir la disparidad social en el país.
Bachelet, quien gobernó el país entre el 2006 y 2010, aparece en algunas encuestas con el suficiente apoyo para ganar en primera vuelta. Otros sondeos sugieren que deberá a disputar una segunda ronda en diciembre, donde se impondría.
Serán los primeros comicios bajo un nuevo sistema de voto voluntario, por lo que la cantidad de personas que finalmente vayan a sufragar es un enigma. Aunque el padrón electoral es de 13.57 millones de personas, el estatal Servicio Electoral calcula que podrían ejercer su voto entre 7 y 9 millones, este último nivel muy superior al presentismo en elecciones previas.
Bachelet, de 62 años, busca capitalizar el descontento con las políticas sociales del actual Gobierno conservador, cuya candidata Evelyn Matthei, una exministra de Trabajo de 60 años, aparece en un distante segundo lugar en las encuestas.
La política centro-izquierdista quiere pasar a la historia como la presidenta que corrigió las desigualdades en el mayor exportador de cobre del mundo mediante profundas reformas en la educación pública y el sistema tributario.
El país andino tiene la peor tasa de distribución del ingreso entre los socios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Y, en ese sentido, las propuestas de Bachelet, quien hasta marzo se desempeñó como jefa de la agencia ONU Mujer en Nueva York, cautivaron a muchos chilenos que no se sienten beneficiados por los millonarios ingresos de la explotación de cobre.
Reformas de Bachelet
Su contrincante Matthei, hija de un general de la dictadura de Pinochet, entró tarde en la carrera electoral y no ha logrado escalar en las encuestas. La baja popularidad del saliente presidente Sebastián Piñera no la ha ayudado. (Entérese aquí sobre los planes de gobierno)
Además de la presidencia, en los comicios del domingo serán renovados 120 escaños de la Cámara de Diputados y 20 de los 38 puestos del Senado. Un sólido resultado legislativo será clave para que Bachelet pueda implementar sus audaces reformas, que requieren de un amplio apoyo en el Congreso.
Según Marta Lagos, de la consultora Mori, la coalición Nueva Mayoría de Bachelet, que incluye desde democrata-cristianos a comunistas, obtendría la mayoría simple en la Cámara de Diputados pero no en el Senado, aunque quedaría muy cerca.
Además de las reformas educativa y tributaria, Bachelet propuso reformar la Constitución para cambiar un sistema electoral diseñado durante la dictadura de Pinochet y que complica la obtención de una mayoría representativa en el Congreso y hace difícil gobernar.
Bachelet, quien fue torturada por los militares durante la dictadura y pasó años en el exilio, vio muchos de sus proyectos empantanarse en el Congreso en su anterior administración.