(AFP) Las causas de corrupción que envuelven a un empresario y a exfuncionarios kirchneristas se convierten en una brasa ardiente en Argentina, donde avanza el objetivo político y judicial de estrechar el cerco en torno a la expresidenta Cristina Kirchner.
El presidente Mauricio Macri insiste en que quiere acabar con la corrupción en Argentina. Un desfile de exfuncionarios kirchneristas por los tribunales se cumple sin tregua con 16 encausados por corrupción o mal gobierno.
El escándalo se reavivó esta semana con allanamientos a propiedades de la exjefa de Estado.
Los casos son “devastadores para el kirchnerismo (peronismo de centroizquierda)”, dijo el analista político Eduardo Fidanza, de la consultora Poliarquía. “Probablemente precipiten nuevas imputaciones con la firme probabilidad de que Cristina vaya presa”, dijo el consultor.
Macri fue quien derrotó al poderoso peronismo en las elecciones de noviembre al frente de una alianza de derechistas y socialdemócratas. La oposición kirchnerista asegura que los jueces que pusieron la mira en la exmandataria responden a presiones políticas de la Casa Rosada (gobierno).
“Podrán meterme presa, pero nunca van a poder tapar que son las consecuencias de un plan económico que sólo distribuye pobreza”, dijo la exmandataria en la red social Twitter al criticar la política del actual gobierno.
Kirchner (2007-2015) sostiene que las denominadas ‘Macrinomics’ del gobierno, con devaluación, baja de impuestos a empresas, el pago de la deuda a los llamados ‘fondos buitre’ y un ‘tarifazo’ de entre 200% a 2,.000% en gas, luz y agua, están causando estragos en la economía.
Allanamientos
El último movimiento de pinzas el jueves en torno a la exmandataria fue una andanada de allanamientos contra sus propiedades. La disparó el juez Claudio Bonadio.
Once propiedades inmuebles de Kirchner en la Patagonia (sur) fueron requisadas. Bonadio es enemigo declarado de Kirchner, quien en vano intentó apartarlo o llevarlo a juicio político.
La punta del ovillo que persigue Bonadio son maniobras de lavado de dinero imputadas al empresario Lázaro Báez.
Báez está en prisión. Hizo fortuna favorecido en los negocios por los gobiernos de Cristina y de su fallecido marido, el expresidente Néstor Kirchner (2003-2007).
De simple empleado bancario y comerciante, Báez pasó a tener propiedades valuadas en US$ 140 millones. También están acusados de lavar dinero sus cuatro hijos.
El shock del año fue la insólita captura en junio de José López, un exviceministro de Obras Públicas de los Kirchner.
En un acto grotesco, lo atraparon de madrugada arrojando bolsas con casi US$ 9 millones y miles de euros en el jardín de un convento de monjas.
Ahora está tras las rejas de un pabellón psiquiátrico. Delira, está medicado y se pone agresivo cuando intentan que declare ante un juez.
Durante 12 años López manejó multimillonarios contratos del Estado con grandes empresas constructoras viales y de viviendas, entre otras. Se sospecha que se enriqueció con suculentos sobornos.
El ‘Caso López’ le hizo más daño al peronismo y a su ala kirchnerista que cualquier proclama macrista. Otra rareza es que hasta Macri está investigado por sus sociedades y cuentas ‘offsore’ reveladas en el escándalo ‘Panama Papers’.
Pero la presa judicial más codiciada es la expresidenta.
Dinero ilegal
“Debería demostrarnos Cristina (Kirchner) que el dinero no tiene origen ilegal”, dijo la acusadora de la exmandataria, la diputada socialdemócrata oficialista Margarita Stolbizer.
El juez Bonadio ha intentado encarcelar a Kirchner por su política cambiaria, que intentaba frenar la devaluación. Pero dicha causa apenas se sostiene.
Lo extraño es que el ‘Caso Báez’ está en manos de otro juez, Sebastián Casanello, a quien el macrismo acusa de cercanía con Kirchner. Los macristas esperan que Báez y sus hijos actúen como arrepentidos y la culpen de corrupción.
Entre tanto surgió una aliada impensada para Kirchner. Su enemiga, la diputada macrista Elisa ‘Lilita’ Carrió, dijo que los jueces “distraen para no avanzar sobre lo de verdad importante, el narcotráfico y (el exjefe de gabinete kirchnerista) Aníbal Fernández y (el exministro de Planificación) Julio De Vido”.
“Nunca estuvimos ni vamos a estar en guerras político personales, no buscamos venganza”, dijo Carrió.