SANTIAGO (Reuters) – Cuando Michelle Bachelet fue nombrada ministra de Salud hace casi una década y media, el entonces presidente Ricardo Lagos le dio una difícil tarea: terminar en tres meses con las largas filas en los abarrotados centros de atención primaria.
Bachelet se esforzó para cumplir con el plazo, pero no lo logró. Sin embargo, cuando Lagos visitó un centro médico para evaluar la situación, una mujer se le acercó para elogiar a su ministra y pedirle que la mantuviera en el cargo.
Sus esfuerzos por mejorar e incrementar los centros de salud y su estilo ameno le abrieron las puertas para suceder a Lagos y convertirse en la primera mujer en ocupar la presidencia chilena, que ejerció entre el 2006 y el 2010.
El mismo carisma, junto con políticas más ambiciosas para reducir la amplia brecha entre ricos y pobres en Chile, dejó a la socialista a un paso de su segundo mandato tras emerger como la candidata más votada en las elecciones del domingo y asomar, de lejos, como la favorita para la segunda ronda electoral de diciembre.
Es amada por gran parte de las mujeres de clase media y baja desencantadas con la elite política chilena, que se jacta de la estabilidad y del crecimiento de la economía de un país que tiene la peor tasa de distribución del ingreso entre los socios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Sus críticos dicen que su popularidad depende demasiado de su personalidad y muchos votantes de izquierda desilusionados con su primer mandato por sus políticas moderadas son escépticos de sus promesas de cambio.
Bachelet prometió impulsar varias reformas, incluyendo un aumento de los impuestos corporativos para financiar mejoras en la educación pública, cambios en la Constitución heredada de la dictadura y la legalización del aborto para algunos casos.
Impedida de postularse a un segundo mandato consecutivo por la Constitución, Bachelet se mudó a Nueva York para dirigir la oficina de las Naciones Unidas para la mujer, una agencia creada para mejorar las vidas de las mujeres y las niñas alrededor del planeta.
En ese cargo viajó por todo el mundo para defender los derechos de las mujeres, lo que le permitió desarrollar su capacidad de negociación y autoconfianza, según analistas.
Cuestionamientos
Sus críticos también apuntan a la lenta respuesta de su gobierno al devastador terremoto que golpeó al país hacia el final de su gobierno, en febrero del 2010. En las primeras horas después del sismo, Bachelet y otros funcionarios se equivocaron en medir la extensión de los daños y rechazaron ofertas de ayuda internacional.
Además, muchos en Chile se preguntan por qué Bachelet no implementó durante su mandato las políticas que ahora propone. De todas maneras, las expectativas sobre un eventual triunfo en segunda vuelta son altas.