(AFP) Rex Tillerson, nominado por Donald Trump para conducir el Departamento de Estado, se distanció coles del presidente electo en varios temas, especialmente sobre cambio climático, proliferación nuclear, libre comercio y Rusia, a la que consideró un “peligro”.
Pero ante una comisión del Congreso para confirmar su cargo, Tillerson, el expresidente de ExxonMobil, coincidió claramente con las críticas de Trump a las condiciones del acercamiento diplomático con Cuba impulsado por Barack Obama y la situación de derechos humanos en la isla.
A nueve días del inicio de la presidencia de Trump, el magnate inmobiliario apunta a entrar a la Casa Blanca con varias de sus principales figuras confirmadas en sus cargos, a pesar de los fallidos intentos de legisladores demócratas por retrasar las sesiones y permitir una mayor evaluación de los nominados.
En la maratónica audiencia de nueves horas en la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado, Tillerson dijo que era “vital” que Washington continuara su política de “no proliferación nuclear” y se mostró decidido a que Estados Unidos “mantenga su puesto en la mesa” de las conversaciones sobre cambio climático”.
Realmente increíble
El secretario de Estado designado rompió también en comercio con su futuro jefe, quien ha prometido sepultar el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), negociado por 12 países, en su primer día de gobierno. “Yo no me opongo al TPP”, dijo Tillerson.
Pero el más ruidoso desacuerdo se dio sobre Rusia, con el trasfondo de las conclusiones de Estados Unidos de que Moscú interfirió en las elecciones presidenciales de noviembre que ganó Trump, acusaciones sobre las que el millonario aún expresa dudas.
“Rusia representa un peligro”, zanjó el empresario texano, de 64 años.
Condenó el hecho que Moscú “invadió Ucrania, incluyendo la toma de Crimea, y apoyó a las fuerzas sirias que brutalmente violan las leyes de la guerra” y declaró que los aliados estadounidenses en la OTAN “tienen razón de alarmarse”.
Pero el exjefe de la gigante petrolera, criticado por sus lazos comerciales con el presidente ruso, Vladimir Putin, se negó a afirmar si respaldaría sanciones, nuevas o vigentes, contra Rusia y reconoció que no ha discutido con Trump cuál será la política del próximo gobierno hacia el antiguo rival de la Guerra Fría.
“Eso es realmente increíble”, lanzó el senador demócrata Bob Menendez, arquitecto de sanciones previas.
No rinde cuentas
En la colina del Capitolio en Washington, Tillerson cuestionó la política estadounidense hacia Cuba, advirtiendo que revisaría si las condiciones que llevaron a Obama a excluir a la isla de la lista de países promotores de terrorismo “aún existen”.
Los antiguos enemigos de la Guerra Fría restablecieron relaciones diplomáticas en el 2015, y Washington levantó restricciones sobre viajes, comercio, remesas y turismo.
Trump, que denuncia el sistema de partido único y la represión contra disidentes en la isla, amenazó con torpedear los avances diplomáticos a menos que Cuba acepte negociar un “mejor acuerdo” para sus ciudadanos.
“Nuestro reciente acuerdo con el gobierno de Cuba no fue acompañado por ninguna concesión importante en derechos humanos. No los hemos hecho rendir cuentas por su conducta”, dijo Tillerson.
“Sus líderes recibieron mucho mientras su población recibió poco. Eso no satisface los intereses de los cubanos ni de los estadounidenses”, afirmó.
Dudas republicanas
Tillerson también atacó a China, advirtiendo que el gigante asiático no ha sido un socio confiable de Estados Unidos para presionar a Corea del Norte por su programa nuclear.
“China ha probado una voluntad para actuar con desenfreno en la búsqueda de sus propias metas que en ocasiones la han colocado en conflicto con intereses estadounidenses”, señaló.
Pero Tillerson manifestó que los desacuerdos con Pekín no descartan una posible “asociación productiva” en otros asuntos.
En Medio Oriente, llamó a prestar atención a la situación en Siria, Irak y Afganistán, y advirtió que el “islam radical presenta un grave riesgo” a la seguridad en la región y el mundo.
“Para lograr la estabilidad que es fundamental para la paz y la seguridad en el siglo XXI, el liderazgo estadounidense no solo debe ser renovado sino que debe hacerse valer”.
Hasta que se retiró del frente de ExxonMobil, el 31 de diciembre, Tillerson también era director de una filial de la empresa que opera campos en el extremo oriental de Rusia.
Algunos republicanos incluso han sonado las alarmas por su nominación.
Ante las preguntas del senador republicano Marco Rubio sobre si Putin es un “criminal de guerra” o si Arabia Saudita viola los derechos humanos, Tillerson afirmó que necesitaba más tiempo para evaluarlo.
Insatisfecho por las respuestas, Rubio expresó abiertamente dudas de su apoyo al candidato.
“No quiero ver una política exterior en la que los derechos humanos solo importan cuando nada más importa”, señaló.