Lant Pritchett, de la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard, sostuvo durante su presentación en CADE 2014 que el sistema educativo requiere enfocarse en la innovación para garantizar así su alta calidad.
En ese sentido, estableció una comparación entre los sistemas educativos cerrados y las telearañas, porque “(al igual que los primeros, los mecanismos clásicos) pueden ser eficientes mientras la ‘araña’ viva”, según Pritchett, eso quiere decir que, de acuerdo a ese enfoque, todo viene desde arriba, donde se toman las decisiones clave y no se prioriza la innovación.
En contraposición, Pritchett destacó la necesidad de que la educación emule el sistema de la estrella de mar, el cual es abierto a la innovación y, en segundo lugar, permite que cada una de sus partes tenga cierta autonomía. “El proceso de educación requiere que maestros y estudiantes tengan una relación cercana y productiva”, complementó el especialista.
Añadió, como tercer punto, que el sistema educativo tiene que sentirse presionado para registrar un mejor desempeño. Por ello, debe haber un conjunto de normas que impulsen al éxito.
“Creemos que el sistema estrella de mar debe estar comprendido por una red de profesionales no jerárquica para garantizar mejores prácticas, ya que las conexiones verticales no funcionan”, dijo el economista en alusión a otra característica del referido mecanismo.
El sistema debe ser apoyado técnicamente y, por último, necesita contar con flexibilidad financiera, agregó Lant Pritchett. “Si se corta a la estrella de mar en cinco trozos, se obtiene otras cinco”, puntualizó el economista, quién recordó que los sistemas de las clásicas telearañas dejan de funcionar cuando el líder se paraliza, de manera que los sistemas abiertos son más robustos.