AFP.- Un violento motín ya controlado en una cárcel en la amazónica Manaos, en el norte de Brasil, dejó al menos 60 muertos, varios de ellos decapitados, en el más reciente episodio de una guerra entre facciones que se disputan el narcotráfico en el país.
“Hasta el momento son 60 muertos”, dijo hoy en rueda de prensa Pedro Florencio, secretario de Administración Penitenciaria del estado de Amazonas, cuya capital es Manaos.
El secretario de Seguridad Pública del estado, Sergio Fontes, informó más temprano que había unos 50 muertos tras la rebelión, motivada por enfrentamientos entre dos facciones criminales dentro de la prisión, el Primer Comando de la Capital (PCC) originario de Sao Paulo, y el grupo local Familia del Norte (FDN).
“Es la mayor matanza cometida en una prisión de la Amazonía”, afirmó Fontes, quien asegura que los grupos de narcotraficantes se disputan dinero y territorio.
“Muchos fueron decapitados y todos sufrieron mucha violencia” para enviar un recado a sus enemigos, añadió Fontes sobre una práctica recurrente en este tipo de conflictos en Brasil.
El motín se extendió por 17 horas en el complejo penitenciario Anisio Jobim, en una zona periférica de Manaos. Florencio explicó que la revuelta ya fue controlada y que consiguieron “preservar la vida de rehenes, tanto funcionarios como rehenes internos”.
El funcionario señaló que no hubo daños materiales importantes a excepción de “alguna celda incendiada” y que por ahora no hay un recuento de posibles reos fugados.
“Guerra silenciosa” del narcotráfico
En octubre pasado, enfrentamientos entre facciones dentro de una cárcel del estado de Roraima, también en el norte del país, dejaron al menos 25 muertos.
“La disputa entre facciones criminales ocurre en todo Brasil, en todas las unidades penitenciarias”, sostuvo Florencio. “Aquí en Amazonas existen dos organizaciones, el PCC y la FDN, y ayer estalló una venganza por parte de esta última” contra miembros del PCC.
Motines o enfrentamientos son muy comunes en las superpobladas cárceles brasileñas, donde los grupos criminales se disputan el control del tráfico de drogas. De acuerdo con un estudio del Ministerio de Justicia, que detalla que la mayoría de los presos son jóvenes negros, la población carcelaria era de 622.000 personas a fines de 2014 en Brasil.
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Es la cuarta mayor población penal del mundo detrás de Estados Unidos, China y Rusia, según el documento, mientras organizaciones defensoras de los Derechos Humanos han alertado varias veces sobre las deplorables condiciones de los presidios en el gigante sudamericano.
Para enfrentar la superpoblación de sus establecimientos carcelarios, Brasil debería aumentar en 50% su número de plazas.
En el estado de Amazonas, con una población carcelaria superior a los 8.800 individuos, las cárceles albergan 2,59 presos por cada lugar disponible.
Y la disputa por el narcotráfico se traslada paredes adentro.
“Hay una guerra silenciosa del narcotráfico en la que el Estado tiene que intervenir”, enfatizó el secretario Fontes. “¿Qué es lo que estamos viendo? ¿Qué es lo que vimos en este caso? Una facción peleando contra la otra, porque cada una quiere ganar más dinero. La disputa es por dinero, por espacios”, añadió.