Los 34 países de la Organización de Estados Americanos (OEA) sostenían este martes una reunión especial sobre la crisis que atraviesa Venezuela, un debate que Caracas protestó, denunciando una intervención internacional en sus asuntos internos.
La creciente preocupación en el continente sobre la creciente crisis económica en Venezuela y el espectro de un desandar democrático en el país de 30 millones de habitantes, quedó en evidencia con el apoyo de una mayoría de 20 países en la votación para abrir el debate en el Consejo Permanente de la organización, en Washington.
“Como miembros de esta organización no podemos continuar siendo indiferentes”, dijo el representante de Costa Rica, Rogelio Sotela.
A favor
Un grupo de 14 países, incluido Costa Rica, Argentina, Estados Unidos y México, inyectó presión la semana pasada cuando urgió en una declaración conjunta a Venezuela a liberar los “presos políticos” y a fijar un calendario de elecciones, algo que el gobierno venezolano consideró un “acoso” contra el presidente Nicolás Maduro.
De su lado, el secretario general Luis Almagro, quien equipara el Ejecutivo venezolano con una “dictadura”, recomendó hace dos semanas en un informe suspender del organismo continental al país conforme a la Carta Democrática Interamericana, en caso de que no convoque en breve comicios generales “libres”.
Pero los gobiernos que firmaron la declaración subrayan como “último recurso” suspender a un país miembro.
Posiciones en la región
En Montevideo el canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa consideró inapropiada la eventual “aplicación de la cláusula democrática para Venezuela”, y el subsecretario adjunto de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental, Michael Fitzpatrick, representando a su país en la sesión en Washington, dijo que la meta “no es la suspensión inmediata” de Venezuela.
La reunión ocurre el mismo día en que el máximo tribunal venezolano dejó sin fuero a los parlamentarios venezolanos, luego de que el bloque opositor respaldara la sesión en la OEA.
Los países considerarán “todas las herramientas disponibles a la OEA” para intentar ayudar a Venezuela a “solventar la crisis económica y humanitaria”, dijo el representante estadounidense.
Flagrante violación
Las propuestas de los países abarcaron desde la evaluación periódica en el Consejo Permanente de la situación venezolana, presentado por México, hasta la sugerencia peruana de la conformación de un “grupo de amigos” para seguir el asunto.
Pero los gobiernos no presentaron un proyecto de resolución y la posibilidad de llegar a un acuerdo mayoritario sobre los siguientes pasos concretos a dar sobre la situación venezolana no estaba clara.
Venezuela protestó la sesión, argumentando que su delegación no fue consultada y denunciando un intento por intervenir en sus asuntos internos.
“Se ha consumado una flagrante violación de los principios de esta organización”, protestó el vicecanciller venezolano Samuel Moncada, denunciando un intento de “intervención” en los asuntos internos de su país.
Venezuela fue respaldada especialmente por Nicaragua y Bolivia, que durante casi una hora presentaron objeciones legales a la realización de la reunión.
Debate en curso
El debate en la OEA sobre Venezuela se intensificó desde junio de 2016, cuando Almagro presentó ante el Consejo Permanente un primer informe muy crítico al gobierno del presidente Nicolás Maduro, solicitando la aplicación de la Carta Democrática en el país.
“El día de hoy comienza de nuevo un proceso que debe terminar con la restitución de la democracia en Venezuela”, dijo a periodistas en la OEA el diputado opositor Luis Florido, presidente de la Comisión de Exteriores del parlamento venezolano.
Florido, que se reunió con Almagro, dijo que los países de la OEA deben presionar a Venezuela a cumplir con los puntos acordados en las tentativas de diálogo político patrocinadas por El Vaticano: convocatoria de elecciones, liberación de “presos políticos”, respeto al Parlamento y ayuda humanitaria.
Venezuela está sumida en una crisis de escasez de medicinas y alimentaria, y sus habitantes padecen la inflación más alta del mundo, que, de acuerdo con el FMI, cerró 2016 en 475% y podría llegar a 1,660% este año.
La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, rechazó el lunes en la sede de la OEA, tal crisis económica, y acusó a los 14 países y a Almagro de crear un ambiente que justifique una “intervención” internacional en su país.
“Alertamos a la comunidad internacional de no dejarse engañar bajo la falsa máscara de que no se quiere agredir o sancionar a Venezuela, que solo se quiere discutir sobre la situación del país”, dijo.