Buenos Aires (Reuters).- Argentinos se aglutinaban con júbilo en iglesias el miércoles para celebrar el inesperado anuncio de que su compatriota, el cardenal Jorge Mario Bergoglio, se convirtió en el primer Papa latinoamericano, con la esperanza de que renueve una Iglesia Católica en crisis.
En un país con una amplia mayoría de católicos, miles de fieles corrieron a las iglesias, donde algunos, en medio de lágrimas, rezaban para que el jesuita de 76 años pueda reforzar la fe en el Vaticano, tras una serie de escándalos.
“Espero que cambie todo el lujo que hay en el Vaticano, que lo cambie a algo más humilde, que se vuelva al Evangelio”, dijo Jorge Andrés Lobato, de 73 años, fiscal de la nación jubilado.
“Esto es una bendición para Argentina”, gritó una mujer en medio de las ruidosas calles del centro de Buenos Aires.
Pocos argentinos creían que Bergoglio, reconocido por su estilo de vida asceta y su dedicación a los pobres, sería elegido en el Cónclave.
A los pocos minutos de la difusión de la noticia, en Twitter se multiplicó el mensaje “La mano de Dios otra vez”, en referencia a la frase con la que el astro del fútbol Diego Maradona describió el gol que convirtió con la mano a la selección de Inglaterra en el Mundial de México de 1986.
En sus primeros comentarios tras su elección en el Vaticano, Bergoglio, que ha sugerido el diálogo -y no el dogma- como una solución a los problemas a los que se enfrenta la Iglesia, hizo una broma respecto a la aislada posición geográfica de Argentina en el planeta.
“Parece que mis hermanos cardenales fueron casi al fin del mundo” en la búsqueda de un nuevo Papa, dijo ante una multitud.
Bergoglio adoptó el nombre de Papa Francisco.
La decisión se produjo más rápido de lo esperado, en el primer día completo de votaciones de los 115 cardenales electores, quienes se recluyeron tras los muros de la Capilla Sixtina el martes por la tarde.
Bergoglio no se encontraba entre los principales candidatos para suceder a Benedicto XVI, que renunció en febrero.
Los cardenales tuvieron que afrontar la difícil elección de un líder capaz de sobrellevar las crisis provocadas por los reiterados casos de abuso de menores de edad por parte de miembros clericales y la filtración de documentos papales secretos, que revelaron corrupción y rivalidad dentro del Gobierno de la Iglesia o curia.
La serie de problemas es considerada una posible causa de la decisión de Benedicto de convertirse en el primer pontífice en abdicar a su cargo en 600 años.