(Reuters).- Mauricio Macri asumió esta mañana la presidencia de Argentina con la promesa de reactivar una economía que cruje por la escasez de inversiones y una alta inflación, tras 12 años de gestión del peronismo de centroizquierda.
Macri, el representante de la centroderecha que ganó por un estrecho margen el balotaje de noviembre, deberá realizar ajustes en la tercera mayor economía de América Latina, pero cuidando de no afectar los logros sociales alcanzados en la última década para no perder legitimidad rápidamente.
Su tarea, además, enfrentará a otros escollos: un Congreso dividido y una oposición que, con la saliente Cristina Fernández de Kirchner entre sus líderes, ya le hizo sentir a Macri toda su ferocidad antes del cambio de Gobierno, con una controversia pública sobre el protocolo para el traspaso de mando.
“Vamos a tener un buen diálogo con el peronismo en el Congreso para tener las herramientas que permitan poner el país en marcha”, dijo recientemente Macri, quien fue alcalde de la ciudad de Buenos Aires durante ocho años, en su cuenta de Twitter.
Una multitud con globos de colores celeste y blanco saludó a Macri desde la puerta de su departamento en el elegante barrio de Palermo, en Buenos Aires, hasta su ingreso al Congreso argentino, donde prestó juramento como presidente.
Muchas calles de la capital argentina permanecían cerradas para permitir el paso del nuevo presidente, que se desplazará luego a la Casa Rosada en medio de una muchedumbre que ya empezaba a colmar las calles.
La polémica Fernández, que tras la disputa decidió no asistir al traspaso de mando, mantiene una alta popularidad gracias al bajo desempleo en el país y los subsidios que otorgó para combatir la pobreza.
“Hoy es un día histórico. Hoy los argentinos nos volvemos a ver la cara de nuevo. El Gobierno anterior tuvo éxito en dividir a la gente, incluso tenemos familiares divididos por la política, que ni se hablan”, dijo a Reuters Martín Payares, un soldado de 41 años que asistió a la celebración junto con su familia.
Fernández se despidió el miércoles de sus seguidores con un multitudinario acto que mostró que está dispuesta a liderar la oposición a Macri.
Herencia económica
Las amplias regulaciones de Fernández sobre el comercio y los mercados han ahuyentado capitales y afectado a algunas de las principales actividades de Argentina, como la agricultura y la industria automotriz.
“Con la riqueza que este país tiene, no hay razón para que nuestra economía se haya estancado o que las importaciones sean bloqueadas”, dijo Teresita Ugolini, una cosmetóloga de 70 años.
Como parte de la mayor apertura prevista, economistas de Macri ya iniciaron contactos con acreedores de deuda impaga, que con una demanda judicial en Estados Unidos mantienen a Argentina alejada de los mercados internacionales de crédito.
La resolución de ese conflicto y las reformas de libre mercado atraerían los capitales que el país necesita para volver a crecer, según los planes del equipo de Macri, que espera en pocos años llevar a un dígito la inflación que actualmente supera el 20% anual.
“No hay tanta urgencia como parece. Argentina está en buenas condiciones. Nos dejan una herencia complicada pero no se compara con ningún otro momento de la historia”, dijo a periodistas Alfonso Prat-Gay, quien hoy jurará como ministro de Economía.
Macri, hijo de un rico empresario, prometió una rebaja en el impuesto a la exportación de productos agrícolas y liberar el mercado de cambios de las actuales restricciones.
Como la Presidencia de Fernández concluyó oficialmente en la medianoche de ayer, el Gobierno quedó provisoriamente en manos del jefe del Senado, Federico Pinedo, un aliado de Macri.