Por: Sandy Cáceres
Profesor de Gobierno de Personas
PAD – Universidad de Piura
Ideas para nuestra minería
El Perú es un país minero y por esta razón debemos pensar en esta actividad como un sistema integral; es decir, que no basta con que unas pocas empresas sean responsables en sus operaciones mientras otras sean informales y no tan responsables con las comunidades, el medioambiente u otro tipo de irresponsabilidad. Si no se resuelven los problemas de manera integral todo el sector se verá afectado y desacreditado. Todos los actores deben de preocuparse por resolver los problemas así no los causen ellos.
Uno de los principales problemas que tiene la minería actualmente es el descrédito con las comunidades, que muchas veces lo confundimos con movimientos radicales e ideológicos, aunque tenga algo de esto. Pero parece ser que también es la manera de aproximarse que ha tenido algunas veces el sector.
La aproximación a las comunidades no debería ser vista como una transacción, es decir “que quieres para dejarme trabajar y extraer los minerales”. La aproximación debería ser con una real preocupación por resolver los problemas reales de esas comunidades, que son: como mejorar la productividad de su agricultura, el agua, la salud y la educación; ayudarles a enfrentar estos problemas les dará confianza en el sector minero. Muchas de estas necesidades son responsabilidad del Estado pero, seamos realistas, nuestro Estado también necesita ayuda, entonces a ayudar.
No basta con pagar impuestos, si queremos sacar adelante nuestro país debemos hacer más que el mínimo y eso no representa necesariamente más dinero sino tiempo, ideas y una real preocupación por los demás. La propuesta de obras por impuesto representa una oportunidad, pero pueden haber nuevas iniciativas que involucren un uso eficiente de los recursos del Estado.
Otra idea importante que el sector debe evaluar es cómo los proyectos mineros involucran y hacen participes a las comunidades. Las comunidades deben sentir al proyecto como propio, pudiendo participar desde la exploración, aportando conocimiento de la geografía, del clima y sus peculiaridades, pues ellos viven allí desde hace mucho. Pero también deben participar de los beneficios económicos del proyecto, desde las oportunidades de trabajo, la posibilidad de ser proveedores, pero principalmente en ver resueltas sus necesidades básicas.
Para resolver esto último hay que ser creativos y sumar también al Estado, pues las comunidades necesitan agua y desagüe, luz, conectividad física y telefónica, educación, salud; todo esto se debe abordar de una manera planificada y con fondos públicos y privados. Esto último terminará por consolidar la relación y confianza entre comunidades y empresas mineras pues verán un real impacto en sus vidas.
Finalmente, es mejor tener la seguridad a mediano y largo plazo de explotar un proyecto, aunque se sacrifique un porcentaje de la rentabilidad, que la incertidumbre y el temor de que el proyecto pueda ser parado incluso ya en operación.