Sao Paulo (AFP).- La policía brasileña detuvo hoy al exministro de Hacienda Antonio Palocci, hombre clave de los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff, por sospechas de multimillonarias operaciones ilícitas relacionadas con la red de corrupción de Petrobras.
Palocci, un importante dirigente del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) que gobernó Brasil entre el 2003 y 2016, fue detenido por la mañana en Sao Paulo y trasladado a Curitiba (sur), donde se concentran las causas de la investigación Lava Jato (lavadero de autos) que no involucran a funcionarios protegidos por fueros.
El exministro de Hacienda (Economía y Finanzas), de 55 años, es acusado por la Fiscalía de haber recibido sobornos del Grupo Odebrecht, una de las grandes constructoras involucradas en la trama de pago de sobornos para manipular licitaciones en la petrolera estatal y desviar parte de lo recaudado hacia partidos políticos.
La orden de prisión temporal tiene una validez de cinco días.
El juez Sergio Moro, que lanzó la investigación en el 2014, dispuso igualmente la detención de otros dos sospechosos y el bloqueo de activos bancarios por 128 millones de reales (unos US$ 40 millones al cambio actual) a cada uno de ellos.
Según informó el comisario de la Policía Federal (PF) Filipe Hille Pace en una rueda de prensa en Curitiba, las autoridades tienen en sus manos una planilla donde consta que “entre el 2008 y 2013 se pagaron más de 128 millones de reales al PT y a sus agentes, Palocci incluido. Quedaba aún, en octubre de 2013, un saldo de 70 millones de reales en sobornos destinados también al exministro para que los girara al PT”.
La detención se produce cuatro días después de la de Guido Mantega, quien sucedió a Palocci en el Ministerio de Hacienda, por supuestos desvíos en las licitaciones de dos plataformas petroleras para obtener fondos de campaña. Mantega fue liberado horas después.
La investigación de la Lava Jato también se cierne sobre Lula, particularmente después de que Moro aceptara este mes una denuncia de la fiscalía en su contra por corrupción pasiva y lavado de dinero, como presunto beneficiario de favores del esquema que estafó a Petrobras.
El PT recibió otro golpe letal en agosto, con la destitución definitiva de Rousseff de la presidencia (estaba suspendida desde mayo) por el Senado, en un proceso de impeachment por manipulación de las cuentas públicas. La mandataria de izquierda fue sustituida por su vicepresidente, el centro-derechista Michel Temer.
El PT denuncia “política-espectáculo”.
Lula y el PT denuncian maniobras políticas detrás del cerco judicial. El exmandatario estimó la semana pasada que las acusaciones en su contra son una “farsa” que apuntan a impedirle presentar su candidatura en la presidencial de 2018.
Y el abogado de Palocci, José Roberto Batochio, también atribuyó el lunes a una voluntad de “espectáculo” las acusaciones contra su cliente.
La bancada del PT en la Cámara de Diputados denunció asimismo “el carácter electoral” de la operación Lava Jato, que “busca criminalizar sin pruebas” al partido de izquierda.
A lo largo de los últimos dos años, la investigación llevó a la detención del exjefe de Gabinete de Lula, José Dirceu, condenado a 23 años de prisión, así como a la del publicista del PT, Joao Santana, y del extesorero Joao Vaccari.
Los brasileños celebrarán el próximo domingo la primera vuelta de las elecciones municipales, última cita antes de la presidencial de 2018. Los sondeos anticipan que el PT podría perder numerosas ciudades, incluyendo Sao Paulo, la mayor circunscripción y capital económica del país.
“Inmensos beneficios”
Palocci fue el artífice de las políticas de austeridad que permitieron a Lula, un exdirigente sindical e ícono de la izquierda latinoamericana, ser aceptado por los mercados cuando llegó al poder en 2003.
Pero tuvo que renunciar en 2006, al ser acusado de divulgar datos privados de un guardia de seguridad, en pleno escándalo del “Mensalao”, el sistema por el cual el PT compraba votos de legisladores de otros partidos para lograr la aprobación de sus proyectos.
En 2006, Rousseff, heredera y sucesora de Lula, designó a Palocci como Jefe de la Casa Civil (virtual primer ministro), pero duró en el cargo apenas siete meses, tras ser acusado de haber multiplicado por 20 su patrimonio en cuatro años. Según el dirigente, su enriquecimiento se debió a sus actividades en el ámbito privado, sin beneficios de tráfico de influencias.
Las autoridades investigan ahora “negociaciones entre el Grupo Odebrecht y el exministro [Palocci] para tratar de aprobar un proyecto de ley” que procuraría “inmensos beneficios fiscales”.
Asimismo, indagan en “el aumento de una línea de crédito del [banco de fomento] BNDES para un país africano” y en “la interferencia en el procedimiento de licitaciones de Petrobras para la adquisición de 21 navíos sonda de exploración de las capas presal” (en aguas profundas), precisó la PF.
Marcelo Odebrecht, expresidente del grupo que lleva su apellido, cumple una condena de 19 años y cuatro meses de prisión por este caso.