(AFP) Alejandro Toledo, el cholo pobre con doctorado en Stanford que se convirtió en presidente de Perú en el 2001, es buscado hoy bajo acusaciones de corrupción, el mismo delito que mantiene a su predecesor, Alberto Fujimori, en la cárcel.
“Mi cholo es sano y sagrado”, dijo alguna vez su esposa, Eliane Karp, de este economista que a fines del 2000 enarboló la bandera de la democracia y lideró la oposición contra el autócrata Fujimori, quien renunció desde el extranjero en medio de un escándalo de corrupción.
Pero ahora es Toledo el acusado, por presuntamente recibir US$ 20 millones de la empresa Odebrecht para favorecerla con la construcción de una carretera. Tras haber dejado el país, la justicia dispuso su búsqueda y captura a nivel internacional.
Nacido el 28 de marzo de 1946 en una zona de extrema pobreza, la localidad norandina de Cabana, región Ancash, a casi 4,000 metros de altitud, el líder fue pastor de ovejas y ayudó a su madre en el alumbramiento de por lo menos tres de sus 15 hermanos.
Aún niño, bajó de los Andes a la costa y se asentó en el puerto norteño de Chimbote, donde trabajó como vendedor de caramelos, diarios y lustrador de botas.
Desde la escuela pública peruana dio el salto a la universidad de San Francisco (Estados Unidos), donde se graduó en 1970, para luego obtener un doctorado en Economía en Stanford y trabajar en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial.
Toledo se jactó siempre de su rostro cetrino de “cholo” o “serrano”, el del hombre común en Perú, con el que miles de peruanos se identificaron y sobre el que centraron sus esperanzas, desvanecidas con el transcurso de los años.
Pese a que durante su gestión (2001-2006) la economía peruana creció sostenidamente, otros aspectos empañaron su legado.
Para justificar el dinero recibido a través de empresas off shore para la compra de inmuebles en Perú -presumiblemente con dinero de Odebrecht, según la Fiscalía- Toledo aseguró que eran ingresos de una indemnización a su suegra, una judío-belga, por el holocausto nazi.
La afirmación fue rápidamente desmentida por su ex vicepresidente David Waisman, miembro de la comunidad judía.
“A él le fluye la mentira”, asegura Waisman, quien recientemente le dijo a Toledo: “Si tienes que irte adentro porque eres culpable, púdrete adentro (en la cárcel)”.
Doctorado en pobreza extrema
Toledo se decía orgulloso de sus humildes orígenes. “Tengo el doctorado en Economía en Stanford, pero lo más importante es que tengo el doctorado de la pobreza extrema”, suele recordar cada vez que se le presenta la ocasión.
Toledo está casado con la antropóloga franco-belga Eliane Karp, a quien conoció en San Francisco y con quien tiene una hija, Chantal. Pero durante su gobierno se vio confrontado a un escándalo por no reconocer como hija a Zaraí, una chica de 14 años en aquel momento, a la que después de varios meses finalmente aceptó como suya.
Desde octubre del 2006, forma parte del Centro Carter, del expresidente estadounidense Jimmy Carter. Toledo fundó el Centro Global para el Desarrollo y la Democracia, con oficinas en América Latina, Estados Unidos y la Unión Europea.
A lo largo de los años ha recibido más de 65 doctorados honoris causa en diferentes universidades del mundo, entre ellas la de Winnipeg, la Universidad de Pekín o la peruana Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Se presentó cinco veces a elecciones generales en Perú. Ganó la presidencia en el 2001 y gobernó hasta el 2006. Pero nunca logró la reelección.