Todo está escrito, nada se sabe

El Sur siempre ha sido altamente convulso socialmente. Tiene una larga tradición de levantamientos indígenas contra el Estado (Colonial y Republicano).

(Foto Usi)
(Foto Usi)

“En el Perú todo está escrito, pero nada se sabe”, repetía mi padre al toparse con alguien que mostraba un desconocimiento profundo sobre la realidad de nuestro país. Recordé aquella frase mientras leía el último artículo de Luis Carranza titulado “El problema del sur” (El Comercio, 26/04/2016).

Reconozco en el ex ministro de economía (hoy voceado para volver al despacho de la calle Junín en un eventual gobierno de Keiko Fujimori), su interés por reflexionar por los problemas de la nación. A pesar de esta inclinación, escasa en otros funcionarios públicos, no deja de sorprenderme su profundo desconocimiento sobre los procesos históricos peruanos.

Carranza no es un ex ministro cualquiera. Ha ocupado la cartera de economía en dos oportunidades (del 2006 al 2008 y de enero a diciembre del 2009). Es probablemente el economista más respetado del momento y su opinión tiene una gran influencia entre la clase empresarial, la política y nuestra alta burocracia. Tiene un PhD en economía y es investigador principal del Instituto del Perú de la Universidad San Martín.

Dados estos pergaminos me llama la atención su desconocimiento de la realidad nacional, como lo ha revelado al tratar de explicar los resultados electorales del 10 de abril en el sur peruano, recurriendo, como bien ha definido el historiador Nicanor Domínguez Faura a “un malabarismo metodológico que solo se ve en medios extra-académicos” y a “un variopinto conjunto de ejemplos tomados del pasado de Italia, del continente africano en su totalidad, y del Imperio de los Incas” (http://noticiasser.pe/27/04/2016/historia/el-problema-de-carranza-con-el-sur) .

Carranza extrapola las conclusiones que Robert Purtman encuentra para entender la diferencias entre el Sur y el Norte Italiano, para explicar la “singularidad” del voto en las regiones del Sur Peruano. Como dicho sociólogo halla que el “particular desarrollo histórico en el sur [italiano] ha llevado a que no exista confianza entre las personas ni confianza de los ciudadanos hacia el Estado”, decide suponer que en el Sur peruano pasa exactamente lo mismo. Dónde estarían las causas de que haya esta desconfianza, pues en “la expansión del Imperio Inca” y por “la altísima mortalidad generada por la conquista, en parte por los suicidios y abortos”. En el colmo del absurdo, el ex ministro señala que debido a esta situación, “los programas sociales no resuelven nada”. ¿Como llegó a esa conclusión y saltó del siglo XVI al XXI en menos de dos párrafos sin mediar razonamiento alguno? Un misterio.

Vamos por partes. Primero, lo Incas mantuvieron una hegemonía de muy corto plazo (máximo tres generaciones) sobre el sur andino, por lo tanto su impronta es escasa. El Sur, por el contrario, tuvo desarrollos culturales y políticos más importantes y de una más larga duración: los Tihuanacu (400 a.C. al 1000 d.C.) y luego los Wari (VIII al XIII d.C.). Segundo, ¿como es eso que La altísima mortalidad en los primeros años de la conquista, en parte por los suicidios y abortos, puede explicar la ausencia total de capital social en la zona sur del país?

Este es un tema demasiado sensible para tratarlo con tanta ligereza. Un reciente estudio genético elaborado por un equipo internacional de científicos que extrajo muestras de ADN de momias concluye fehacientemente que hubo un exterminio de los primeros americanos y que linajes enteros se extinguieron. Este estudio afirma que “hemos visto que la conquista tuvo efectos devastadores en la población local, ya que en algunos puntos de la costa Oeste de Suramérica al menos la mitad desapareció”, explica a Materia Wolfgang Haak, investigador del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana de Jena, Alemania, y coautor del estudio” (http://elpais.com/elpais/2016/03/31/ciencia/1459446271_454060.html). No fue, pues el Sur el más golpeado sino la Costa (la cual votó por Keiko y PPK).

Más allá de estos errores, como mencionamos, no se entiende porque Carranza recurre a los Incas para equiparar las supuestas particularidades del Sur andino con el italiano. De todas las explicaciones posibles es la menos plausible. Tenía a la mano una institución más apropiada para realizar esta operación: El Virreynato. De hecho, esta forma de gobierno fue creada por el Reino de Aragón para administrar Nápoles y las Dos Sicilias que le arrebataron a Francia, y luego fue adaptado para controlar los territorios recién conquistados en América (México y Perú).

¿No conocía este hecho? Extraño si es que ha leído a Purtman. ¿Entonces? No quisiera creer que prefirió no mencionar a este periodo histórico para no tener que referirse a las diferencias sociales entre indígenas y españoles que el sistema colonial instauró y, que matizadas, de una forma u otra, aún perduran.

Es justamente en la Colonia que el Sur Andino se integra como un espacio socioeconómico diferenciado. Las ricas minas de Potosí generan un intenso tráfico comercial para proveerla de bienes y servicios. Tras la emancipación y la creación de Bolivia esta dinámica fue partida artificialmente. La reacción fue la creación de la Confederación Peruana en la que Arequipa se erige como la capital del Estado Sur Peruano. Este experimento terminó con la derrota de Andrés de Santa Cruz en Yungay infligida por una alianza entre limeños y chilenos. Mucho tiempo después, ya en el siglo XIX, Arequipa y el Sur Andino se integran al mercado textil exportando directamente a Inglaterra como ha demostrado Flores Galindo.

El Sur siempre ha sido altamente convulso socialmente. Tiene una larga tradición de levantamientos indígenas contra el Estado (Colonial y Republicano). Desde Túpac Amaru hasta las tomas de tierra en la Convención (Cusco) lideradas por Hugo Blanco en los sesenta del siglo XX, pasando por la Gran Sublevación Indígena que capitaneó Rumi Maqui en los años veinte del siglo pasado, se han producido enormes levantamientos reinvindicativos.

Más recientemente, los pobladores del Sur (en especial los campesinos) impidieron que Sendero Luminoso se extendiera por esta región y fueron los primeros en negarse a bailar “el baile del chino”, oponiéndose virulentamente a la re-reelección de Alberto Fujimori en el 2000.

Son, pues otros los procesos que ha configurado una identidad diferenciada del Sur. Y como señalamos, líneas arriba, es paradigmático que un personaje como Carranza los desconozca por completa. Lo lamentable, es que esta es solo una muestra de la arrogante ignorancia con la que nuestra alta burocracia dirige los designios del país. Dicta medidas, razona políticas, designa presupuestos, prioriza obras y programas sociales.

En un país tan complejo y diverso como el nuestro, no podemos darnos el lujo de tener ministros, burócratas, funcionarios que ignoren tan flagrantemente nuestros procesos históricos, sociales, culturales. Eso explica los Baguazos, las políticas del Perro del Hortelano e incluso las violaciones a los derechos humanos desde el Estado que se suceden en este país con impunidad.

Es necesaria una reeducación de nuestros burócratas y funcionarios de alto nivel para evitar estos despropósitos de medidas que solo generan más violencias, resentimiento y división entre peruanos.

Por Pablo O’Brien

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