Reducción y envejecimiento de la población laboral en España afectaría crecimiento del país

Miguel Cardoso del BBVA Research sugirió dos medidas que son necesarias para no limitar la capacidad de crecimiento de la economía española.

Limitantes al crecimiento

Por Miguel Cardoso
Economista jefe para España de BBVA Research

¿Qué se puede esperar del crecimiento en España a medio plazo? Según el FMI o la Comisión Europea, muy poco. Ambas entidades estiman que la tendencia del crecimiento del PIB se encuentra por debajo del 1%. Dicho de otra manera, estas instituciones perciben que aunque la economía pueda crecer ahora mismo por encima de ese nivel de tendencia, existen restricciones importantes que impiden que lo haga de manera sostenida.

¿Por qué esta percepción tan negativa? Normalmente, los análisis sobre los determinantes del crecimiento económico a medio y largo plazo se enfocan en 3 factores: cuánto capital se tiene, cuánto trabajo se utiliza y lo productivos que son ambos factores.

En el periodo inmediatamente anterior a la crisis, el crecimiento de tendencia en España rondó el 3% y se explicó a partes iguales por el incremento de la inversión y el empleo, sin contribución alguna de la productividad.

Respecto a esta última, se puede decir que el 50% de la brecha que existe entre España y EE.UU. en PIB per cápita se puede explicar por las diferencias en la productividad total de los factores (PTF): mientras que en España esta ha sufrido un estancamiento secular, en las economías más desarrolladas ha crecido a una tasa del 1% en promedio anual. Después de un proceso de reajuste durante los años de la crisis en los que hubo un aumento considerable de la PTF, durante los últimos trimestres se ha incrementado la evidencia sobre la posible transitoriedad de ese incremento.

En todo caso, donde quizá las instituciones internacionales estén siendo más pesimistas es en la capacidad de generación de empleo de la economía española. Aquí hay dos elementos a destacar. El primero, es que aunque es bastante probable que la tasa de paro de tendencia durante los próximos años sea inferior a lo que asumen el FMI y la CE, y esté entre el 15 y el 20%, esta tendencia también sería alarmantemente similar a la observada durante los últimos 30 años. Es decir, también en este caso, la contribución al crecimiento sería nula.

El segundo elemento a destacar corresponde a los factores que en ausencia de una mejora de la tasa de paro tendencial, pudieran explicar un aumento del empleo. Por ejemplo, en el período previo a la crisis, las mejoras en el aumento de la tasa de participación y de la población en edad de trabajar estuvieron detrás de casi la totalidad del aumento en el número de puestos de trabajo.

El problema es que estos factores parecen haber reducido considerablemente su contribución al crecimiento o incluso esta última se ha vuelto negativa. Lo anterior es excesivamente preocupante, ya que en el caso de la tasa de participación, se percibe que poco podrá mejorar ya con la recuperación dado que se han ido agotando los márgenes de mejora que había.

En particular, la tasa de participación de mujeres entre 25 y 54 años (principal contribuyente al crecimiento), ha pasado desde poco más del 30% a mediados de los 70, hasta niveles del 82% actualmente, casi a la par de lo que se observa en países de referencia como los nórdicos (86%). Más aún, las tendencias recientes apuntan a un aumento de la edad media que hará que la fuerza de trabajo se traslade hacia rangos donde los avances en la tasa de participación no han sido tan sustanciales. En particular, la tasa de participación de los mayores de 55 años en España es de apenas el 23%, mientras que en los países nórdicos alcanza el 45%.

Así, en un escenario continuista, la reducción y envejecimiento de la población en edad de trabajar que contemplan las proyecciones demográficas del INE causaría una disminución de más de siete puntos de la tasa de participación agregada durante los próximos 15 años.

Aunque la mejora del crecimiento de la PTF y la reducción del paro estructural deberían ser las prioridades más urgentes del gobierno, revertir estas tendencias demográficas debería ser también parte de cualquier programa económico. Por lo tanto, ya que la demografía está dada por decisiones tomadas hace mucho tiempo, es urgente tratar de impulsar una adecuada política de inmigración que impida que en el futuro esto se convierta en un cuello de botella. Asimismo, se deben revisar los desincentivos que impiden la prolongación de la vida laboral. Ambas medidas son necesarias para no limitar la capacidad de crecimiento de la economía española.

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