Finanzas: De la administración de recursos a la administración de riesgos

“En medio de un mercado global, los cambios que se dan en todos los países del mundo tienen mayor o menor impacto en las finanzas locales”, señala Segundo Capristan, director de la APEF.

Un amigo me contaba que en la compañía donde era el Gerente de Finanzas (una de las principales empresas del país) tenían establecidas políticas de riesgos y una de ellas era para la cobertura del tipo de cambio y que, en las sesiones del Directorio en las que reportaba que el dólar había bajado, recibía críticas porque la cobertura que había realizado había generado una “pérdida” a la compañía y que cuando iba a otro Directorio en el que mostraba que el dólar había subido lo felicitaban porque la cobertura había generado una reducción de la “pérdida” por tipo de cambio. Esta anécdota representa como inclusive las grandes empresas no están aún familiarizadas con lo que significa la administración del riesgo financiero.

Y es que con la globalización y la velocidad de los cambios tecnológicos, los negocios han cambiado considerablemente y con ellos las funciones de las distintas áreas de la compañía. Si bien las áreas que relacionamos inmediatamente con estos cambios son las de ventas y de marketing, también hay cambios importantísimos en otros aspectos como la logística y, en particular, en las finanzas.

Los equipos de finanzas tienen ahora muchas más variables que manejar que las que administraban hace unos años. En medio de un mercado global, los cambios que se dan en todos los países del mundo tienen mayor o menor impacto en las finanzas locales. Como consecuencia de ello la función financiera dio un importante giro, pasando de ser un generador de valor administrando recursos financieros a ser un generador de valor pero administrando ahora los “riesgos financieros”.

El perfil del financiero de hoy requiere de una claridad en cuanto a cómo funcionan y cuál es el impacto de las variables económicas y financieras como por ejemplo, la variación del tipo de cambio, los cambios en los niveles del PBI, de los precios de los commodities, de las tasas de interés, de la normatividad tributaria, de la normatividad contable, de los métodos de valuación, del riesgo país, de las cuentas nacionales y, lo más importante, de la relación de causa efecto que existe entre estas. Además de las variables mencionadas, existen los riesgos a los que están expuestos los activos de las empresas, tanto por el propio giro del negocio, como por los riesgos a los que estamos todos expuestos como los desastres naturales.

Conociendo las variables económicas y financieras podremos establecer cuáles son los riesgos a los que está expuesta la empresa para pasar a buscar las mejores alternativas para mitigarlo y, de ser posible, eliminar ese riesgo del negocio. Para ello necesitamos conocer las distintas formas en que podemos hacer cobertura de estas variables, principalmente por medio de dos caminos, el primero es por medio de acuerdos directos con las contrapartes que nos generan el riesgo (por ejemplo establecer precios en nuestra moneda funcional con un proveedor) o por medio del uso de instrumentos financieros derivados (futuros, opciones, swaps, forwards).

En cuanto a los riesgos de los activos físicos, estos deben ser cubiertos mediante seguros que cubran todos los efectos negativos que pudieran haber sobre dichos activos a consecuencia de distintos tipos de siniestros, estos incluyen los riesgos de desastres naturales, de casos de deshonestidad, de responsabilidad civil ante terceros, riesgos de vida de trabajadores, riesgos por asaltos, riesgos sobre la administración de la empresa, por lucro cesante ante siniestros, entre otros. La adecuada contratación de estos seguros depende de un buen conocimiento y una buena asesoría en este rubro.
Lo idóneo en cuanto a los riesgos es que se la empresa establezca una “Política de riesgos” que involucre la forma en que se van a enfrentar cada uno de ellos y se establezca la forma en la cual podrían realizarse las autorizaciones para hacer cambios, o excepciones, a dichas políticas. Mayormente se establece un comité de riesgos que tiene ciertas atribuciones y otras corresponden a la Gerencia General o al Directorio.

En conclusión, la alta dirección debe tener claridad sobre lo que significan la administración de los riesgos financieros y las áreas de finanzas deben, para generar valor que es su función principal, centrarse en realizar una adecuada gestión de los riesgos financieros y para ello se requiere establecer políticas claras y contar con un equipo con los skills necesario para el análisis y la decisión sobre las distintas opciones para mitigarlos.

Por Segundo Capristan
Director de la Asociación Peruana de Finanzas (APEF)

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