Política. El impacto de los atentados en París, en enero y noviembre, marcó un año en el que ningún ciudadano común y corriente se sintió seguro.
Lo que sí logró la creciente inseguridad fue el empoderamiento del discurso de la extrema derecha en Occidente.Los precandidatos presidenciales del partido Republicano estadounidense, con Donald Trump y sus peroratas a la cabeza, están sacando provecho del temor de la población, y en Francia, el Frente Nacional estuvo apunto de ganar las elecciones regionales.
La crisis de los refugiados tampoco ha logrado ser contenida porque los gobiernos de la Unión Europea (UE) no se ponen de acuerdo, pero sirvió para actualizar la imagen de Alemania. Angela Merkel se encumbró como la líder dispuesta a darle al mundo una lección de compasión y solidaridad. Y sus compatriotas (la gran mayoría) respondieron al desafío de su canciller volcándose para acoger al casi millón de personas que en el 2015 huyeronde una inseguridad todavía más honda.
Lo impensable también ocurrió: Irán firmó un pacto nuclear con los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y la UE. Y en América Latina, el chavismo fue derrotado contundentemente en las elecciones para la Asamblea Nacional. Pero nadie espera que el régimen autoritario de Nicolás Maduro acepte su nuevo papel como minoría parlamentaria sin dar pelea.
Mauricio Macri tampoco la tendrá fácil para enderezar la economía argentina. Brasil también enfrentó un año convulso: está en recesión y su presidenta, Dilma Rousseff, corre el riesgo de ser defenestrada. Chile vivió uno de sus peores años y en España se acabó el bipartidismo y la mitad de Cataluña quiere la independencia.
¿Una buena noticia? El Acuerdo de París sobre cambio climático , aunque su horizonte de cumplimiento de metas es tan prolongado que ahora solo queda tener esperanzas. Un bonus: el triunfo de Justin Trudeau en Canadá. La razón se impuso en el país más razonable del mundo. Habrá que seguir ese ejemplo.