Segunda vuelta. En teoría, el debate presidencial busca ser un escenario en el que, de manera concisa, cada candidato pueda informarle al país cuáles son sus propuestas en determinados temas y contrastarlas inmediatamente con las del otro.
Sobre este aspecto, el debate realizado el último domingo entre Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori cumplió a medias este objetivo. Fueron cuatro los temas elegidos, pero las propuestas no pasaron de generalidades. Se habló mucho sobre qué piensan hacer, pero poco sobre el cómo; se repitieron algunas propuestas populistas, pero no se explicó qué hacer para ponerlas en práctica. Es decir, no se dijo nada nuevo que no se pudiera encontrar en los planes de gobierno o en presentaciones anteriores.
Pero más allá de la teoría, la mayoría de personas no espera el debate solo por las propuestas. Se trata de un espectáculo y, como tal, esperan ver cómo es el comportamiento de los candidatos en un “enfrentamiento verbal”, y aquí es donde los resultados de este debate se muestran divididos.
Kuczynski mantuvo la tranquilidad durante casi todo el debate y trató de explicar técnicamente sus propuestas. Como es un profesional, maneja los temas y no tuvo que leer, pero le faltó conexión con el televidente al explicarlos. Si bien en varios momentos criticó a su contendora, el mayor tiempo lo empleó en proponer y no en atacar.
Fujimori, por su parte, se apoyó en un texto y tuvo que leer para presentar sus propuestas, pero su labor política le ayuda para usar un lenguaje más coloquial y se dedicó a atacar a su contendor en todas las oportunidades posibles, incluso los espacios de comentarios los usó para hacerle preguntas y lo obligó a defenderse más de una vez.
Quienes piensan que los golpes al contrincante son los que permiten ganar el debate, seguramente opinarán que Fujimori fue la triunfadora. Los que buscan otras características, seguramente verán a Kuczynski como ganador.
La verdad, sin embargo, es que este ha sido un debate sin pena ni gloria, que solo ha ratificado el voto de quienes ya estaban decididos, pero que no ha logrado convencer a los indecisos, que son el grupo que decidirá el resultado de estas elecciones. Veremos si ambas agrupaciones revisan su manera de afrontar el último debate y cambian su estrategia para el próximo domingo.