PROGRAMAS SOCIALES. La idea de que los programas sociales son un factor importante en la lucha contra la pobreza está tan interiorizada que, según la última encuesta de Pulso Perú, el 70% está de acuerdo en que estos programas se subsidien con el dinero de los impuestos que pagamos todos los peruanos.
Lamentablemente, son utilizados como caballito de batalla por los gobernantes de turno. Mientras más asistencialista el programa, mayor el riesgo de uso político y mientras más cerca estamos de las elecciones, más notorio es este mal uso.
Así lo ha demostrado también el actual Gobierno, pues en las últimas semanas el presidente Humala ha sido enfático en señalar que los programas creados por su gobierno no deben ser eliminados.
Según el ministro Alonso Segura los programas implementados evidencian logros en la lucha contra la pobreza, sin embargo, aún no han podido informar cuántos graduados tiene Juntos. Será importante conocer cómo piensan abordar este tema los candidatos de la próxima campaña electoral.
Tal como afirma el Banco Mundial, los programas sociales no bastan para ayudar a reducir la pobreza, como tampoco lo logrará por sí solo el crecimiento. Ambos factores deben estar complementados por un trabajo serio que fomente el acceso a empleo de calidad con una remuneración adecuada en función de la productividad, algo que pasa por mejorar la educación y dotar de capacidad productiva a las personas con baja educación.
Si bien nadie discute la importancia de los programas sociales (el presupuesto destinado este año supera los S/. 4,000 millones), no se puede pretender que son intocables, estos deben ser evaluados permanentemente para confirmar su utilidad y eficiencia.
En un año en que la reducción de la pobreza será más lenta debido a la desaceleración de la economía, se da el escenario perfecto para evaluar la aplicación de los programas sociales, y tratar de darles una mayor preponderancia a aquellos que buscan el desarrollo de capacidades productivas, como Foncodes. Desde aquí insistiremos siempre en que es mejor enseñar a pescar que regalar pescado.