TRIUNFO DE TRUMP. Tal como ocurrió con el Brexit y el referendo en Colombia, las encuestadoras se equivocaron y quien celebra es Donald Trump. Mientras las bolsas se calman y el partido Demócrata practica un necesario examen de conciencia, conviene revisar algunas lecciones y consecuencias del resultado de esta elección. Por lo pronto, Hillary Clinton ha saludado al ganador y ha dicho “debemos darle una oportunidad para gobernar”.
Queda claro que Estados Unidos es un país fragmentado: entre las áreas rurales y las urbanas, entre una parte de la clase media que no ha sentido mejoras en su situación ni con gobiernos republicanos ni con demócratas y los inmigrantes, que buscan en ese país la prosperidad o la tranquilidad que no ofrecen los suyos, y entre la población blanca sin educación superior y los progresistas instruidos.
Algunas de las propuestas radicales de Trump, como el muro con México o la deportación de once millones de ilegales, no podrán implementarse tan fácilmente como prometió, pero sí existe el riesgo de que aplique un viraje a la política externa. Así que su Gobierno podría inclinarse por la tendencia proteccionista que ahora afronta el comercio internacional. En materia de seguridad, sus propuestas de campaña fueron tan vagas, que nadie sabe qué podrá hacer. También inquieta que designe un juez ultraconservador para el puesto vacante en la Corte Suprema.
Habrá que esperar a que designe su gabinete para tener un panorama más claro, aunque la mayor incógnita es la posición que asumirá el Congreso. Pese a que se mantendrá la mayoría republicana en ambas cámaras, hay que recordar que muchos senadores y representantes electos retiraron su apoyo a Trump, quien además no disfruta de muchas simpatías en las altas esferas del partido. Es probable que muchas de sus propuestas extremas no sean aprobadas por el Congreso.
¿Y el Perú? El Acuerdo Transpacífico (TPP) correrá peligro y quizás —pero no tan probable— se pongan objeciones al TLC vigente con Estados Unidos, que es uno de nuestros principales socios comerciales. Habría que comenzar a pensar en diversificar mercados, y para ello se tiene que insistir en mejorar la competitividad de las exportaciones y darles más impulso a las de servicios. Al menos, en este ámbito es posible convertir la incertidumbre en una oportunidad.