CONTRATOS Y ADENDAS. Lograr que las concesiones se realicen en el tiempo adecuado no solo depende de los trámites, sino que también se requiere una adecuada negociación de contratos y de diseño de proyectos, tal como señalamos ayer en esta misma columna. Lamentablemente, los hechos están demostrando que en materia de negociación el Perú, como Estado, aún tiene materias por aprender.
Para nadie es un secreto que muchos de los contratos que firma el Estado peruano terminan siendo modificados a través de adendas. Un informe elaborado por la Contraloría General de la República revela que el tiempo promedio que transcurre entre la suscripción de los contratos de concesión y la primera renegociación es de apenas a 1.7 años. Es decir, por debajo del promedio internacional, que es de 2.2 años. Además, un 13% de las adendas fue suscrito antes del año de vigencia del contrato.
No cabe duda de que las adendas no son malas en sí mismas, pero que se realicen a tan poco tiempo de firmado el contrato genera suspicacias, y en más de una ocasión se explica porque hubo errores al momento de evaluar el proyecto y establecer las cláusulas contractuales. Más aún cuando el mayor número de temas negociados está referido a cambios en obras, financiamiento, saneamiento de terrenos, el pago de regalías al concedente y temas de inclusión y exclusión de bienes a la concesión, según muestra el estudio de Contraloría.
Si bien dicho informe analiza solo los casos de proyectos que se trabajan vía asociaciones público-privadas (APP), el análisis es aplicable a casi todos los contratos de concesión —y antes de privatización— firmados por el Estado.
Y para evitar que debido a la letra pequeña el Estado se siga viendo perjudicado es necesario reforzar las capacidades de los organismos de promoción de la inversión privada perfeccionando lo que ya saben con experiencias internacionales y luego compartiendo ese conocimiento con los gobiernos subnacionales. Asimismo, resultará importante trabajar mejor en el diseño de los proyectos antes de concesionarlos, y para ello se requiere examinar con mayor detalle los riesgos geológicos, hidrológicos y todos los que se requieran, para tratar de errar lo menos posible en el monto real del presupuesto.
El contrato debe ser lo suficientemente flexible para que las ampliaciones de obras de los planes del sector sean asumidas por el concesionario sin problemas, pero con la firmeza necesaria para sancionar el incumplimiento por parte del concesionario.