TRAMO FINAL. El presidente Ollanta Humala jugó ayer una “pichanguita” y contó en su equipo con tres ministros cuyo papel en lo que queda de su Gobierno será clave: Economía, Transporte y Vivienda. Pero más allá de las dotes futboleras de Alonso Segura, José Gallardo y Francisco Dumler, lo que importará en estos siete meses serán sus habilidades para superar el enfriamiento de la economía y dejarla con menos escollos de los que soporta hoy.
Lo principal será recuperar la confianza, tanto de los empresarios como de los consumidores. El casi nulo crecimiento de la inversión privada el año pasado habla muy mal de la manera en que se manejó la situación económica, sobre todo desde el punto de vista político. Es que el mandatario pareció estar más atento a otros asuntos y dejó de lado el necesario respaldo que merecían los paquetes de estímulo.
El otro gran reto es cuidarse del endeudamiento externo. El encarecimiento del crédito –cortesía de la Reserva Federal estadounidense– podría afectar las operaciones de endeudamiento directo y vía emisiones de bonos, en un año en el que la disminución de la recaudación tributaria tendrá que compensarse con dinero de fuera para cubrir las necesidades de gasto. En ese sentido, el Gobierno tendrá que resistirse a cualquier tentación de volver a elevar sus proyecciones de déficit fiscal.
Hablando de gasto, el MEF ha destacado que en el 2015 se quebró el récord de cumplimiento presupuestal (se ejecutó el 82% de lo planificado), aunque no precisó que en los primeros meses del año pasado ese indicador estuvo muy retrasado. Es necesario que el MEF explique qué hará para que eso no vuelva a suceder este año. Por cierto, el gasto de los gobiernos regionales y locales cayó y tuvo que ser compensado con un mayor gasto del Gobierno Nacional.
Por último, se tienen que redoblar los esfuerzos para continuar destrabando inversiones, sobre todo a nivel municipal. Las medidas que se dicten al respecto deben ser lo suficientemente pragmáticas y, al mismo tiempo, evitar la generación de conflictos sociales. El Gobierno se está jugando los descuentos, pero eso no significa que baje los brazos a la espera del pitazo final.