A LA BAJA.Tuvieron que pasar 17 largos meses para que la inflación anualizada vuelva a situarse dentro del rango meta establecido por el BCR (entre 2% y 3%). La tasa de variación de los precios en julio (0.08%) no solo fue la segunda más baja en lo que va del año, sino que situó la inflación de los últimos doce meses en 2.96%, lo cual seguramente traerá algo de tranquilidad al instituto emisor para el manejo de sus instrumentos de política monetaria, sobre todo considerando que el crédito continúa desacelerándose.

Estamos hablando de los resultados para Lima Metropolitana, pues a nivel nacional la inflación de julio fue ligeramente superior (0.18%), con lo que el acumulado anualizado fue 3.11%. Cabe anotar que el BCR utiliza como referencia la variación de los precios en la capital. Entre los grupos de consumo que sufrieron mayor encarecimiento el mes pasado figuran cuidado y conservación de la salud y muebles, enseres y mantenimiento de la vivienda; el alza de las tarifas eléctricas también tuvo una incidencia relevante.

Los otros tres indicadores de precios (al por mayor, de materiales de construcción y maquinaria y equipo) retrocedieron en julio, lo cual sería una señal de que las actividades que demandan estos bienes continúan sin reactivarse. De hecho, los datos hasta junio, que el INEI también publicó, muestran que la construcción cayó 3.78% en dicho mes, tras haber experimentado tímidos rebotes entre febrero y mayo, que de ninguna manera fueron suficientes para hablar de recuperación.

Entretanto, la pesca no se contrajo tanto como en abril y mayo, por causa del efecto estadístico. Una noticia más alentadora es que para julio se esperan tasas positivas pues no hubo veda de anchoveta, lo que también incidirá en la manufactura primaria (harina y aceite de pescado). La mejor noticia sigue viniendo de la minería, que en junio se expandió 15.82%, una tasa “moderada” considerando los saltos que experimentó entre febrero y abril.

Lo que debe intranquilizar a muchos es la situación del crédito, que en junio tuvo su tasa de crecimiento más baja del año. Desde enero, cada mes ha crecido menos, mientras que la morosidad ha seguido una tendencia opuesta y en junio fue la mayor del año.