POLÍTICA 2017. Hace cinco meses, entraron en funciones el nuevo Congreso y el presidente de la República elegidos por el pueblo, pero el comportamiento político visto hasta el momento deja en claro que la campaña electoral aún no termina.
Si bien el Congreso le otorgó el voto de confianza y las facultades solicitadas por el Ejecutivo, era lo mínimo que debía hacer para dejar trabajar a un Gobierno que recién se iniciaba. Por cierto, estas decisiones no estuvieron exentas de un clima belicoso por ambas partes. El último mes del 2016 las diferencias se agudizaron con la censura del ministro de Educación.
En el horizonte tampoco se avizora tranquilidad política para el 2017. Por ahora, se vislumbra que tanto el Ejecutivo como el Parlamento continuarán enfrentándose en cada oportunidad posible y que la agenda de los congresistas muchas veces irá contra las políticas del Gobierno. A esta situación se añadirán, seguramente a partir del segundo semestre, los reclamos de los movimientos regionales que comiencen a prepararse para el escenario electoral del 2018.
Si la reactivación económica es fundamental para que el país avance, no es menos cierto que el ruido político afecta las decisiones empresariales retardando principalmente las inversiones. Por ello, es importante que todas las fuerzas políticas trabajen en busca del entendimiento, aunque sin partidos políticos realmente constituidos estos esfuerzos siempre serán más difíciles.
Pero el factor político más complicado del año será la corrupción. El caso Lava Jato y las declaraciones de Marcelo Odebrecht han puesto una gran lupa sobre el comportamiento de nuestras autoridades y de las empresas que negocian con el Estado en todos sus niveles. La forma en que todos los poderes del Estado asuman este caso será de vital importancia. La comisión del Congreso le pondrá la cuota política a la investigación, la Fiscalía y el Poder Judicial deberán trabajar de manera acelerada para que los juicios no se dilaten y se logre sancionar a los culpables. Le corresponde al Ejecutivo dar todas las facilidades para que esta labor se lleve a cabo de manera exitosa.
Por lo menos, la lucha contra la corrupción debería unir a nuestras autoridades.