INEFICIENCIA. El canon fue estructurado sobre la base de un supuesto falaz: la capacidad de gasto de los gobiernos regionales y locales, así como de las universidades estatales que supuestamente realizan labores de investigación con parte de esos recursos. No es necesario hurgar en las cuentas de estas entidades para descubrir su ineficiencia, pues basta con practicar algo de turismo interno para encontrarse con campos deportivos y plazas de toros cuya capacidad excede la población del lugar donde se levantan o, mucho peor, infinidad de monumentos al ridículo.
Y el canon no solo es desperdiciado desvergonzadamente sino que además adolece de disparidades. El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha elaborado un estudio que retrata ese otro defecto. El 2013, por ejemplo, Moquegua recibió S/. 2,042.60 per cápita por canon y regalías, y Cusco S/. 1,910.60, mientras que las transferencias para Lambayeque equivalieron a diez céntimos per cápita y para Amazonas, cero nuevos soles.
En otras palabras, la generosidad de la Madre Naturaleza define quién recibe más y quién menos, pese a que el Perú es una república unitaria y, en consecuencia, los recursos naturales no pueden beneficiar exclusivamente a las circunscripciones donde son extraídos, porque le pertenecen a todos los peruanos. Más aún si la abundancia de dinero que beneficia a algunos departamentos es malgastada tan alegremente.
Es claro que plantear la eliminación del canon y su reemplazo por un esquema que refleje cierta equidad en el reparto de recursos sería considerado una herejía, y provocaría tomas de carreteras, marchas callejeras y encendidos debates en el Congreso –de seguro los parlamentarios no pensarían en ausentarse, como sí lo hacen cuando se discuten asuntos “menos importantes” como la educación–.
El informe del MEF se cura en salud al explicar que gracias a las transferencias provenientes de otras fuentes –impuestos, principalmente– que reciben los departamentos con menos riqueza natural, la disparidad disminuye. Lo que nos gustaría saber es qué se tiene pensado para que la ineficiencia del gasto también disminuya.