El editorial de Gestión: “Evitemos el fracaso”

“El Perú aún tiene un Estado débil, clientelista y sin servicio civil, con un sistema fiscal muy inadecuado y muchos problemas para ejercer su autoridad en buena parte del territorio”, sostuvo James A. Robinson.

ADVERTENCIAS. Si se hiciera un análisis de las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas (FODA) del Perú, encontraríamos un enorme desbalance en los dos últimos componentes respecto del primero. Esta podría ser la conclusión que se desprende de las declaraciones de James A. Robinson, el investigador de la Universidad de Harvard que parece tener un conocimiento más profundo del país que muchos analistas locales.

El experto en desarrollo económico afirmó que la estabilidad macroeconómica no es suficiente para considerar un cambio fundamental en las instituciones. “Mi lectura es que el Perú aún tiene un Estado débil, clientelista y sin servicio civil, con un sistema fiscal muy inadecuado y muchos problemas para ejercer su autoridad en buena parte del territorio”, sentenció, dando a entender que los últimos veinte años sirvieron para que el PBI creciera con rapidez pero no para que la institucionalidad se fortalezca.

Robinson ofreció la semana pasada una charla magistral en el Foro Industrial de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) –además de una entrevista a Gestión– y sus puntos de vista deben tomarse en cuenta pues es coautor, junto con Daron Acemoglu, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), de “Por qué fracasan los países: los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza”, un estudio sobre los fundamentos que diferencian a los países exitosos, o con potencial de serlo, frente al resto. Huelga decir que el Perú no está incluido en el primer grupo.

Es destacable que haya planteado su tesis frente a empresarios, pues según su análisis, se necesita que la sociedad civil, el sector empresarial y la academia se junten para tener una agenda de reformas. Estos tres componentes claves de la institucionalidad continúan disociados en nuestro país, ya que todavía se piensa que el Estado tiene que resolverlo todo, cuando gran parte del cambio requiere de líderes del sector privado.

Robinson nos ha recordado que hemos desperdiciado muchas oportunidades y que la debilidad institucional nos puede llevar al fracaso como país. Esperemos que sus advertencias no caigan en saco roto.

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