EXPORTACIONES. Hace cinco años, el Perú vivía un auge exportador: los envíos al extranjero superaban los US$ 4,000 millones mensuales. Hoy, el promedio mensual no llega a US$ 2,700 millones. Si bien se estima que este año las exportaciones totales crecerán, luego de tres años de caídas, solo las de productos tradicionales cerrarán en azul, gracias a los mayores embarques de cobre y harina de pescado.
En cambio, las no tradicionales disminuirán por segundo año consecutivo. Las proyecciones oficiales auguran mejores resultados para el 2017 y 2018, aunque no se superaría el monto del 2014 (US$ 11,677 millones). Estos cálculos plantean un enorme desafío para el Gobierno, que se ha propuesto duplicar las exportaciones para el 2021, con énfasis en las que contienen valor agregado.
Dos de las causas de esa contracción son de origen externo: el debilitamiento de la demanda internacional y los problemas económicos que aquejan a los socios comerciales de Sudamérica. La otra es de origen interno, y debido a la falta de acciones efectivas y programáticas para solucionarla, se ha convertido en un problema estructural: la competitividad de las empresas exportadoras.
Las medidas anunciadas por el Gobierno apuntan a elevarla. Entre ellas figura un Programa para la Diferenciación de la Oferta Exportable, que suponemos que complementará el de Diversificación Productiva que se implementó a finales del anterior Gobierno y que ya comenzaba a mostrar resultados en la reducción de trámites y costos en forestería y acuicultura.
Ya se ha reanudado el trabajo de las mesas ejecutivas de dichos rubros, y esperamos que esa experiencia se replique en otras actividades con potencial exportador. También se promoverá el uso de los tratados de libre comercio, para lo cual se tendrá que repensar el papel de las oficinas comerciales y de la estrategia que aplica Promperú.
Pero como estas políticas son de mediano y largo plazo, era necesaria una medida de efecto inmediato y por ello es oportuno que se haya decidido elevar la tasa del drawback de 3% a 4%. Esto será un respiro para los exportadores no tradicionales, pues el alza estará vigente dos años. Además de discutir cómo se irá disminuyendo la tasa luego de ese plazo, el Gobierno tendrá que poner en práctica todo lo que ha ofrecido para mejorar la competitividad de las exportaciones.