CRECIMIENTO. Las proyecciones del MEF están siendo demasiado optimistas. En cambio y fiel a su estilo, el BCR opta por un enfoque más prudente. El reciente Reporte de Inflación, publicado por la autoridad monetaria la semana pasada, proyecta que el PBI crecerá 2.8% este año, impulsado en el segundo semestre por el mayor gasto público –pues todos esperan el inicio de la Reconstrucción con Cambios–.
En el reporte anterior (marzo), el crecimiento proyectado era 3.5%. Esto evidencia que el pobre desempeño de la mayoría de sectores –muchos ya venían enfriándose desde antes de El Niño– no se revertirá tan rápidamente como se esperaba. En otras palabras, la economía peruana ha perdido dinamismo y si no fuese por la presencia de factores exógenos como la recuperación de los precios de los commodities o el regreso de la anchoveta, las cifras serían peores.
Lo más inquietante es que también se ha reducido el PBI potencial, es decir, la máxima capacidad productiva del país a largo plazo. Según el BCR, el crecimiento del PBI potencial ha bajado a 3.7% (desde 3.8%), debido a la menor inversión prevista para este año. Sobre este indicador, la entidad también es menos entusiasta que el MEF, pues estima un alza de 7% en la inversión pública (la del Gobierno general crecerá, mientras que la de las empresas públicas caerá). En tanto, la inversión privada se contraerá 1.8%.
Si bien la inversión pública es necesaria, el país requiere de la inversión privada para asegurarse, en el mediano y largo plazo, un crecimiento sostenido y de calidad. Pero hasta el momento no se aprecian políticas eficaces que la incentiven, y algunas que se están implementando, como la promoción de la formalización, sirven para ordenar el aparato productivo pero no generan mayor inversión. Si esta falta de claridad continúa, el Perú no habrá logrado superar la trampa del ingreso medio y seguirá teniendo un PBI mediocre y vulnerable.
Este es un tema crucial y está más allá de quién esté al frente del MEF. Al respecto, al Congreso también le corresponde hacerle seguimiento a la política económica –no basta con aprobar el Presupuesto y luego olvidarse del asunto–. Insistimos en que es momento de repensar algunos aspectos de la política económica del gobierno de PPK. El Perú posee solvencia fiscal, holgura en sus reservas internacionales y precios estables, fundamentos que aseguran un punto de partida adecuado para reencontrase con el dinamismo.