FORMALIZACIÓN. Ningún gobierno duda de la importancia de lograr un país formalizado a todo nivel. Las normas se dictan para cumplirlas y mientras más personas lo hagan mayor será el beneficio, siempre y cuando tengan una lógica económica. Sin embargo, la pregunta clave podría ser: ¿formalizar para crecer o crecer para formalizar? El ministro de Economía, Alfredo Thorne, postula que la formalización tiene como uno de sus efectos el incremento de la productividad laboral —que conlleva el crecimiento económico—, y que la manera más efectiva de lograrlo es mediante la reducción de trámites administrativos y de impuestos.
Esta postura no es reciente, pues ya en el plan de gobierno de Peruanos por el Kambio (PPK) –de cuya elaboración Thorne fue pieza clave– se plantean medidas en esa dirección. Algunas ya se han dictado, como por ejemplo la reducción del papeleo ante las entidades públicas que los emprendedores deben enfrentar para hacer realidad su sueño del negocio propio. No se puede negar que hay avances, aunque el mayor escollo todavía no se supera: las cuantiosas y engorrosas licencias, permisos y demás trabas municipales. También hay retrocesos, como por ejemplo haber dejado de lado la facilitación de la diversificación productiva, que podría elevar la productividad en sectores con potencial exportador.
Entre quienes no están de acuerdo con la línea de Thorne figura Waldo Mendoza, director académico de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). El economista cita una investigación que utilizó data del Banco Mundial (BM) y que concluyó que los impuestos y las facilidades administrativas son “un pie de página” en la búsqueda de la formalización. Según este enfoque, la productividad no es un beneficio sino un impedimento para formalizarse, porque en el Perú es muy baja –una desventaja que se ve exacerbada por los altos costos laborales vigentes en el sector formal–. Es más, si bien el MEF cita casos exitosos de formalización y alza de la productividad en Turquía, Uruguay y Colombia, según Mendoza estos países contaban con un crecimiento mayor de 5%. Es decir, fue el crecimiento lo que permitió un aumento en la formalización.
En el periodo 2007 – 2016, la informalidad en el Perú se redujo en 10 puntos porcentuales solo porque la economía creció en promedio 5.5% anual. Al inició del Gobierno la meta era reducir al informalidad en 33 puntos porcentuales, pero en enero de este año la meta se redujo a 13 puntos. ¿Cómo lograr dicha meta si el crecimiento de este y los próximos años será menor al del periodo antes citado? Ese es el debate que se debe alentar, pues la necesidad de crecimiento reclama que la estrategia a utilizar sea eficaz.