AJUSTES. “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”. La conocida frase de la novela ‘El gatopardo’, escrita por Giuseppe Tomasi di Lampedusa, parece ser la línea de pensamiento que acompaña al actual Gobierno, pues a pesar de todas las señales que reclaman cambios, el presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala, ha preferido afirmar que ningún ministro renunciará.
Es verdad que la solución a los problemas de la administración de Pedro Pablo Kuczynski no solo radica en un cambio de ministros. Únicamente cuando el Ejecutivo se dé cuenta de que debe introducir modificaciones en su accionar podrá realizar adecuadamente un cambio de personas. Mientras tanto, los ministros y funcionarios se moverán de una silla a otra sin que nada realmente se modifique.
Por varias razones, muchas de las cuales escapan al control del Gobierno, la perspectiva al 2021 que tenía el Perú en julio del 2016 no es la misma que tiene ahora, y por ello es necesario que se revisen todos los planes que se hicieron. Hay temas que han cobrado una importancia mayor a la que se pensaba, como la lucha contra la corrupción, y ya no bastan los simples gestos sin acciones concretas.
Quizás el aspecto donde más se siente esta falta de definición es en materia económica. Analistas de casi todas las tendencias han cuestionado la eficacia de las medidas económicas que se están aplicando, ya que no se puede culpar de todo a la naturaleza o al caso Lava Jato. Los inversionistas están en modo de pausa, esperando a ver qué sucederá después del 28 de julio.
Las políticas de salud, la lucha contra la delincuencia, las políticas de formalización y la labor de los organismos supervisores son también algunos de los aspectos que deben revisarse pues la sensación es que algunas entidades no funcionan o reaccionan tardíamente. Los problemas que el Gobierno —y por ende el país— afronta ya no son por falta de comunicación, sino por falta de políticas públicas adecuadas.
Sumado a ello, ni el presidente Kuczynski ni ningún miembro de su actual Gabinete está realizando un trabajo político y esto empieza por tener una actitud clara frente a la oposición en el Congreso, principalmente con la bancada de Fuerza Popular. Para ello es necesario contar con personas de mayor experiencia para definir la estrategia, dada la beligerancia que existe en el Congreso.
Si el Gobierno no asume que necesita un cambio de rumbo se corre el riesgo de tener un país sin ilusiones durante los próximos cuatro años.