RECUPERACIÓN. El PBI de setiembre creció 2.68% con respecto al mismo mes del año pasado, y aunque esta tasa sea superior a las modestas cifras de expansión que hemos estado teniendo desde abril, lo recomendable es mirarla con cautela y esperar a acumular más información antes de cantar victoria. No olvidemos que el último trimestre del año pasado el PBI mostró un crecimiento de 7.2% solo para caer luego a 5.1% durante el primer trimestre de este año, y luego seguir cayendo hasta las tasas actuales.

Volviendo a setiembre, si bien mejores a las que nos habíamos acostumbrado, las cifras reflejan que todavía falta un buen trecho por recorrer: si bien la construcción se recuperó tras dos meses en rojo, la manufactura completó su quinto mes a la baja, en tanto que minería e hidrocarburos cumplieron medio año en esa situación. Es preocupante que estos dos sectores clave continúen mostrando esa preocupante tendencia.

Por eso, es necesario que el Gobierno refuerce la aplicación de los paquetes de estímulo, continúe diseñando otros y que encuentre la manera de convencer a los congresistas para que prioricen su debate –el tercer paquete tuvo que esperar más de dos meses para su aprobación y encima salió incompleto–. Si el principal objetivo es recuperar la confianza de los empresarios y reavivar sus deseos por invertir, estamos solo a medio camino.

El sondeo de expectativas macroeconómicas, que realiza mensualmente el BCR entre empresas líderes, muestra una ligera caída tanto para lo que se espera de la economía en general a doce meses como para los sectores de las encuestadas (en octubre respecto a setiembre), lo que reflejaría que los sucesivos paquetes aún no generan todo el impacto deseado.

Así las cosas, por ahora nadie podría aventurarse a proclamar el inicio del fin del enfriamiento. Todavía nos quedan varios meses de espera, de modo que a seguir con el trabajo serio.