Reforma del transporte. Si hay un problema casi tan grave como la inseguridad ciudadana es el tema del transporte. Todos los días miles de personas viven el caos de tener que trasladarse por la ciudad de Lima, perdiendo tiempo y dinero debido a lo complicado que resulta. Se están buscando soluciones. Así, la Línea 1 del Metro, el sistema del Metropolitano y los corredores complementarios (todos ya en funcionamiento) han tratado de ayudar a resolver el problema.

Además, hay proyectos que están en ejecución como la Línea Amarilla, la Línea 2 del Metro y la ampliación de la Vía Expresa y otros en cartera, aunque aún lejanos, como las líneas 3 y 4 del Metro.

Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos son pocos los resultados que se pueden mostrar. Quizás la explicación está en que son proyectos que no están adecuadamente coordinados. Por ejemplo, en un primer momento se afirmó que se conectaría la Estación Central del Metropolitano con la Estación Grau del Metro, años después eso aún no ocurre.

De ser posible, los proyectos deberían estar integrados y guardar coherencia entre ellos. Además, si bien la reforma de transporte iniciada por el anterior gobierno municipal puede necesitar algunos ajustes no se debe retroceder en lo ya avanzado, como está sucediendo con los corredores de Javier Prado, Arequipa o Abancay, pues eso genera desconfianza en los inversionistas y el retorno a la informalidad a través de colectivos o rutas piratas.

Aunque el Ministerio de Transporte y Comunicaciones anunció que en diciembre pasado tendría el diseño de la Autoridad Única de Transporte para Lima y Callao, que incluso sería replicada en otras siete ciudades del país, el proyecto aún no ve la luz. Si bien no sería la solución a todos los problemas que vive la capital, si podría ayudar en minimizar los impactos negativos tanto de las obras como de los resultados finales.

Es momento de un trabajo coordinado entre Lima y Callao, entre los gobiernos locales y el Gobierno central. Trabajando de manera aislada, sin un horizonte común, todos los esfuerzos serán en vano. La meta del próximo Gobierno debería ser darle luz verde a la nueva autoridad de transporte.