Jubilación. Unos de los puntos más sensibles para la población es el tema previsional, las críticas no cesan y vienen desde diversos sectores, están aquellos que creen que la libertad implica que no se les “obligue” a ahorrar para su vejez y que cada persona debe ver “cómo se las arregla” y están quienes creen que el Estado (con dinero de todos) debe asegurar una pensión mínima para todos los jubilados.
El año pasado, las noticias se centraron en criticar al Sistema Privado de Pensiones y las tablas de esperanza de vida que aplicaba la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), incluso el congresista Jaime Delgado señaló que estas tasas de mortalidad no eran realistas y necesitaban ser modificadas y actualizadas. Pues bien, la SBS lo ha hecho y, según sus cálculos, la esperanza de vida ha aumentado.
Contar con una tabla con data local es positivo, sin embargo, es necesario que la SBS pueda explicar con transparencia los datos y la metodología utilizada, (que según algunas declaraciones no sería la más adecuada) para entender por qué sus resultados difieren de los planteados por el INEI.
Sin duda, el sistema previsional está lejos de ser perfecto, pero requiere una evaluación técnica, despojada de apasionamientos y análisis populistas.
Las reformas intentadas por este Gobierno no funcionaron, pero no por eso se deben dejar de plantear. Cualquier propuesta de cambio debe tener un pilar solidario, pero sin olvidar que actualmente el sistema público está desfinanciado y que un programa como Pensión 65 ha crecido exponencialmente, por lo que dejar solo en manos del Estado esta función resulta imposible.
El tema deberá ser parte del plan de gobierno de los candidatos, pero con propuestas concretas y no solo con declaraciones líricas (como las escuchadas en estos días) y con ideas basadas en la realidad de nuestro país, que implica llegar a esos 12 millones de trabajadores informales que hoy no ahorran para su vejez y cuya inclusión debe implicar también cambios en la legislación laboral.