IMPACTO. El Estudio Nacional del Fenómeno de El Niño (Enfen), grupo de trabajo conformado por Imarpe, Senamhi, Indeci, entre otras entidades públicas, ha informado que dicho evento climatológico tendría una intensidad de moderada a fuerte durante el presente invierno, pero no descarta que se extienda hasta el verano. Esto significa que la temperatura será menos baja de lo usual en la costa, mientras que en la sierra ocurrirá lo contrario.
Ya nos encontramos en pleno invierno y lo más notorio en Lima es que está gozando de muchos días de sol, en una época del año en la que el cielo color “panza de burro” suele ser lo normal. En el resto del país, se percibe una tensa calma, seguramente a la espera de la primera mala noticia, aunque en las zonas altoandinas ya se han registrado heladas, con sus consiguientes efectos nocivos sobre población, cultivos y ganado.
Tarde, como siempre, el Gobierno reaccionó con la declaratoria de emergencia en 1,264 distritos (el 68.5% del total nacional) de catorce departamentos, por el “peligro inminente” ante la ocurrencia de fenómenos climáticos. El periodo de emergencia ya cumplió dos semanas (serán dos meses), de modo que es de suponer que las autoridades deben haber comenzado a ejecutar las “acciones inmediatas y necesarias para reducir el muy alto riesgo existente y las rehabilitaciones que correspondan”. Se dispone de S/. 150 millones para esa labor.
A estas medidas se suman las visitas de inspección que ha iniciado el ministro de Agricultura y Riego, Juan Benites, aunque también sería interesante conocer qué acciones de prevención se piensa tomar por si El Niño se extiende hasta el verano del 2016. Las autoridades han asegurado que las campañas agrícolas no están en riesgo, por ahora; pero habrá que exigirles que no esperen hasta febrero para encontrar soluciones a posibles desastres si la anomalía climatológica persiste.
Una agudización de El Niño sería un golpe demasiado fuerte para la economía costeña y andina. El Gobierno no puede quedarse de brazos cruzados, sobre todo en momentos en que la producción sigue sin lograr escapar del enfriamiento.