BBVA Research: Retos de incrementar el ahorro de las familias

Las acciones de políticas de inclusión financiera requerirán esfuerzos aún mayores en todos los flancos por parte de los gobernantes, con el fin de dar contrapeso a este complejo escenario, señaló el economista David Tuesta.

El ahorro forma parte de las decisiones claves que deben tomar las familias en diferentes momentos de su ciclo de vida. Los objetivos para ese ahorro, los importes, el momento, los plazos y las condiciones en que se realicen, dependerán del contexto y circunstancias económicas que les toque enfrentar. Varias investigaciones relevantes aseguran que todas las personas ahorran de alguna manera. El detalle, sin embargo, está en que la gran mayoría lo hace a través de mecanismos que pueden ser muy precarios e inseguros, pertenecientes al mundo informal. Ello debido a que, por una parte, es la realidad que probablemente les es más familiar y, por otra, la presencia de otras barreras de carácter financiero, documental o informativo y geográfico para acceder al mundo regulado, que les hace difícil su interacción con él.

Los hacedores de política en el mundo saben que es un reto enorme lograr que una amplia mayoría de personas puedan dar el salto desde el mundo informal y lograr acceso a los beneficios que brinda el interactuar en el sistema financiero regulado, en cuanto a la seguridad institucional, acceso a diferentes productos financieros y rentabilidades asociadas. Varias de las acciones de política que se han impulsado actualmente, están dirigidas a reducir los obstáculos mencionados, basándose en los acelerados desarrollos digitales, que son cada vez más accesibles en amplias geografías, combinados con innovadoras estrategias derivadas de la teoría del comportamiento económico, disciplina que desde hace algunas décadas ha venido acumulando experiencias interesantes que hoy son utilizadas tanto en políticas públicas como en decisiones privadas.

La incorporación de mayores desarrollos tecnológicos, para la provisión de servicios financieros, viene permitiendo ampliar la gama de posibilidades de acceso en el mundo desarrollado, mientras que en el mundo emergente se busca adicionalmente cumplir con el reto de incorporar a amplios colectivos por primera vez. La penetración tecnológica, en todas sus vertientes y, en particular, la capilaridad que la presencia de los dispositivos móviles ha alcanzado en el mundo de bajos ingresos, ha hecho posible el surgimiento de un canal natural dentro del cual las familias pueden sumar también sus actividades financieras. Son muy interesantes los desarrollos exitosos del llamado “dinero móvil” en las geografías africanas, que han permitido más que triplicar en una década el nivel de acceso al sistema formal, y que sirve hoy de modelo en el mundo emergente. De la mano de los productos financieros móviles, otros países han dado el salto para incorporar acciones de política que incentiven una mayor predisposición al uso de estos servicios. Por ejemplo, en México e India, bajo iniciativas públicas y privadas, resulta útil el uso de mensajes de texto para recordar a la gente acciones de ahorro, así como consejos que les permita tomar decisiones más adecuadas. La evaluación de estos programas registra incrementos que, en muchos casos, casi duplican la situación inicial.

Es interesante observar que varias de estas acciones apuntan resultados muy satisfactorios, incluso en temas tan elusivos como incentivar a la gente a ahorrar voluntariamente para la jubilación. En este caso, además de los ejemplos anteriores, varios países vienen incorporando esquemas de afiliación e incrementos automáticos del aporte a pensiones. Si bien los esquemas dan la posibilidad a la persona de renunciar a esta afiliación no consultada, son muy pocos los que finalmente deciden no hacerlo, ampliándose el potencial de ahorro a largo plazo.

No obstante, sabiéndose ya que todo lo anterior venía planteando retos inmensos para incrementar el ahorro formal, ahora las condiciones monetarias globales, que resultan en tasas de interés extremadamente bajas configuran, sin lugar a dudas, un horizonte complejo para las finanzas. Este escenario termina plasmándose en un desincentivo enorme para el ahorro, difícil de competir con las decisiones de consumo. Mientras que en el mundo emergente, bajo este escenario global, los productos financieros formales tienen también que competir contra el atractivo de las altas rentabilidades, que no exentas de riesgo, son ofrecidas en el mercado informal. En suma, las acciones de políticas de inclusión financiera requerirán esfuerzos aún mayores en todos los flancos por parte de los gobernantes, con el fin de dar contrapeso a este complejo escenario.

Por David Tuesta
Economista del BBVA Research

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