BBVA Research: Las clases medias emergentes ganan la globalización por goleada

Este año alcanzarán los 2,000 y de acuerdo a nuestras previsiones seguirán creciendo hasta alcanzar los 2,500 millones en el año 2020, según Álvaro Ortiz, economista del BBVA Research.

(Foto: BBVA Research)
(Foto: BBVA Research)

Por Álvaro Ortiz Vidal-Abarca
BBVA Research
Economista Jefe de Economías Emergentes Transversal

El debate sobre la desigualdad se ha exacerbado recientemente y como toda discusión con trasfondo político me temo que continuará. No se preocupen, no me voy a sumar a la discusión sobre si las clases altas occidentales han sido, o no, los mayores beneficiados. Me centraré en los verdaderos ganadores de la globalización, que este caso lo han sido por goleada: las clases medias de los países emergentes.

La revolución de las clases emergentes se inició a comienzos de este siglo tras un largo periodo de letargo. En realidad debería haber comenzado antes pero el régimen comunista chino primero y los efectos negativos resultado de las crisis emergentes de los ochenta y los noventa más tarde, impidieron un cambio más prematuro en la composición de clases a nivel mundial. Sin embargo, a partir de entonces, el crecimiento de las clases medias emergentes se acelera notablemente y entran en una tendencia ascendente que de momento no tiene visos de ralentizarse. El movimiento tiene pocos precedentes en términos de aumento de renta, de volumen de población y de potencial para transformar la economía mundial.

Comencemos por los cambios recientes de acuerdo a los niveles de renta. La renta media real de las clases medias emergentes aumentó durante el periodo de 1988-2008 entre un 70% y 80%, es decir a un ritmo entre el 5%-5.5% anual frente a crecimientos del 0.2%-3% en las clases medias de los países avanzados y un 4.5% de las clases más ricas en Occidente. Si, ya lo habrán adivinado, este elevado crecimiento de la renta emergente se explica en su mayor parte por el crecimiento de las rentas de las clases medias de China e India, aunque no exclusivamente. Tanto en el resto del Sudeste Asiático como en Latinoamérica estamos asistiendo a cambios de menor volumen absoluto pero de similar rapidez.

En términos de volumen, las magnitudes son asombrosas y nos llevan a pensar que el fenómeno puede estar cambiando la economía mundial. Si a principios de siglo las clases medias emergentes sumaban cerca de 1,000 millones de personas, este año alcanzarán los 2,000 y de acuerdo a nuestras previsiones seguirán creciendo hasta alcanzar los 2,500 millones en el año 2020. Es decir, un aumento de 1.500 millones de personas en sólo veinte años. Paralelamente, las clases bajas y pobres habrán descendido cerca de 1,000 millones en este periodo, algo sin duda a celebrar. Solamente en los principales países emergentes las clases medias aumentarán en cerca de 1,300 millones de personas de aquí al año 2025, mientras que cerca de 200 millones ascenderán incluso a la categoría de nuevos ricos.

Los cambios que este efecto volumen está teniendo y tendrán en la economía mundial también son notables. A medida que los individuos aumentan su renta, su patrón de consumo se traslada desde bienes de primera necesidad a bienes de consumo más discrecional como coches, electrodomésticos,… y finalmente servicios. En definitiva, un patrón de consumo mucho más similar al nuestro y al de los países a los que exportamos, lo que debería llevarnos al optimismo y a seguir insistiendo en el proceso de internacionalización.

Los desafíos también son importantes. El creciente aumento de la renta y el proceso de aglomeración en las ciudades nos llevan a pensar que la demanda de vehículos de estas nuevas clases medias esta sólo en sus principios. El progresivo acercamiento a los niveles de posesión de vehículos occidentales nos lleva a vislumbrar importantes retos como una creciente demanda de energía para transporte, importantes necesidades de infraestructuras y soluciones de ingeniería civil.

Los retos de carácter político y social también serán relevantes. Los cambios en los patrones de consumo también alcanzarán a la demanda de bienes de carácter intangible, como pueden ser la de una mayor democratización o participación social en algunos de estos países. El aumento de la tasa de urbanización, la aglomeración en las grandes ciudades, el papel de los medios de comunicación y la mayor capacidad de organización de los individuos a través de las nuevas tecnologías y las redes sociales constituyen elementos que amplifican la respuesta social de las clases medias, trasladándose en un importante reto para los gobernantes.

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