Reuters.- Tras más de un año de negociaciones, la Bolsa de Alemania se enteró el domingo del fin de sus planes de fusión con su homólogo británico con apenas media hora de antelación, dijeron a Reuters fuentes conocedoras de la situación.
En una medida poco habitual, la London Stock Exchange (LSE) estaba a punto de publicar un comunicado indicando su rechazo a las demandas de la Unión Europea (UE) necesarias para obtener la aprobación del acuerdo, valorado en 29,000 millones de euros (US$ 30,700 millones).
La ausencia de consultas por parte de Londres con su socio de fusión, Deutsche Boerse, realzó la ruptura de las relaciones, que según funcionarios y ejecutivos implicados en las conversaciones fueron tan responsables como las condiciones antimonopolio para el fracaso del último intento de combinar ambas bolsas.
La decisión de la LSE se produjo tras semanas de molestias por la presión alemana para que Fráncfort tuviera preeminencia sobre Londres para ser la sede central de la compañía combinada, dijeron fuentes a Reuters.
Su negativa a vender la firma italiana de operaciones de renta fija MTS y su predicción de que las autoridades antimonopolio europeas bloquearían probablemente el acuerdo certificó el fin de la fusión e hizo caer el precio de las acciones de LSE y Deutsche Boerse. Ambos declinaron hacer comentarios el martes.
Las conversaciones se complicaron por las exigencias germanas de que la sede fuera trasladada a Fráncfort y por una investigación de fiscales estatales por un posible caso de información privilegiada por parte de Carsten Kengeter, el presidente ejecutivo de Deutsche Boerse que debía liderar el grupo combinado, dijeron las fuentes. Kengeter niega haber cometido irregularidades.
“Hay tensiones desde hace más tiempo”, comentó una persona conocedora de las negociaciones.
A principios de febrero, Thomas Schaefer, ministro de Finanzas del estado de Hesse, donde tiene la sede Deutsche Boerse, pidió trasladar las oficinas centrales a Alemania por la próxima salida de Reino Unido de la UE.
Sus palabras tuvieron eco en el Parlamento británico, que celebró un debate sobre el futuro de la LSE, con algunos poniendo en duda la fusión.
Schaefer había anticipado la resistencia con que sería acogida su demanda en Londres. “No quieren ser los primeros en enviar una señal clara de que el ‘Brexit’ tiene desventajas inevitables para Reino Unido”, comentó a Reuters.
Deutsche Boerse buscó un compromiso por temor a que las autoridades alemanas bloquearan el acuerdo, según dos personas familiarizadas con las negociaciones. En las semanas posteriores a los comentarios de Schaefer, la firma alemana intentó negociar la creación de una compañía conjunta con la LSE similar al grupo francoalemán Airbus.
“Podríamos haber hablado sobre eso y llegar a la conclusión de que no podíamos llegar a un acuerdo”, señaló una fuente. “Pero la LSE ni siquiera quiso hablar de eso”.
La abrupta decisión de la LSE se produjo a pesar de que fuentes cercanas a la Comisión Europea aseguraron que existía, en principio, la voluntad de aprobar el acuerdo para crear la mayor bolsa de Europa.
Estas fuentes dijeron que las autoridades antimonopolio de la UE temían que rechazar el pacto pudiera permitir que un rival de fuera de Europa, por ejemplo, Asia, compre la LSE, empequeñeciendo a sus competidores continentales.
No obstante, impusieron estrictas precondiciones, como la venta de MTS. Un portavoz de la comisaria antimonopolio de la UE, Margrethe Vestager, dijo el martes que su manejo del caso se basó en “hechos y en la ley y ninguna otra consideración”.