Caracas (AP).- Los venezolanos vuelven, a partir de hoy, a hacer operaciones en el mercado cambiario luego de que se activó la compra y venta de divisas en efectivo.
Los bancos privados y casas de cambio comenzaron las transacciones del llamado sistema marginal de divisas en una tasa de 172,05 bolívares por dólar, que supera considerablemente el tipo de cambio de 6,30 bolívares por dólar acordado para los alimentos, la salud y otros sectores básicos y la tasa de 12 bolívares por dólar que se aprobó para las subastas de divisas.
La tasa de cambio del nuevo sistema fluctuará libremente y será anunciada a diario por el Banco Central de Venezuela.
La paridad del tercer mercado es muy cercana a la cotización del llamado “mercado negro” donde la divisa estadounidense se cotiza a más de 30 veces de la tasa oficial de 6,30 bolívares.
Tras el arranque del nuevo mecanismo algunos clientes se acercaron a las oficinas financieras, en su mayoría para obtener información sobre los requisitos y la forma en que operará el sistema.
“No es como dicen que puedes comprar los 300 dólares en efectivo y te los dan… tienes que venir mañana a buscar el dinero en efectivo y ten dan sólo 200 dólares y los otros 100 dólares te los dan en una cuenta (bancaria)”, afirmó a The Associated Press Doménico Cantio, un ingeniero electricista de 33 años.
Cantio indicó que desearía que el mecanismo “fuera más abierto” y se le permitiera a los clientes adquirir de inmediato las divisas y no tener que esperar para que se las entreguen.
En el caso de las operaciones al menudeo las autoridades sólo permitieron la participación de personas naturales, quienes podrán hacer transacciones en efectivo, cheques de viajero o transferencias bancarias por un monto diario de hasta 300 dólares que podrá sumar hasta 2.000 dólares al mes y 10.000 al año.
Para las operaciones por grandes montos, que se realizarán a través de los bancos y operadores de valores, las autoridades fijaron un monto mínimo de 3.000 dólares.
La creación del sistema marginal de divisas busca poner fin al “mercado negro”, cuya tasa se ha convertido en la marcadora de los precios de algunos productos, lo que ha generado fuertes presiones en la inflación.
A pesar de tener control de cambio y de precios desde 2003, el país enfrenta desde hace varios años una galopante inflación que cerró el año pasado en 68%.