Bloomberg.- Cuando hace tres años Estados Unidos buscaba un pago récord de parte de JP Morgan Chase & Co. por la venta de títulos respaldados por hipotecas tóxicas, Jamie Dimon se dirigió a Washington para reunirse con Eric Holder, entonces fiscal general.
Dimon, normalmente un crítico declarado de las extralimitaciones regulatorias, buscaba hacer la paz.
“Nunca golpeé la mesa”, recordó más tarde el CEO de JP Morgan en una entrevista para Bloomberg Television. “Le dije, Eric, estoy aquí para rendirme. Tú eres mi juez y jurado. No tengo elección”. Un mes más tarde, ambas partes llegaron a un acuerdo por US$ 13,000 millones.
Jes Staley, ex vice de Dimon, está tomando una posición más combativa en Barclays Plc. Los Estados Unidos demandaron al banco con sede en Londres el jueves después de que el CEO de Barclays decidiera mantenerse firme en negociar una transacción.
Los fiscales alegan que Barclays repetidamente engañó a los inversionistas mientras vendía títulos con respaldo hipotecario por US$ 31,000 millones hace una década, antes de que explotara la burbuja inmobiliaria. El banco rechazó las acusaciones del gobierno en un comunicado, diciendo que estaban “desconectadas de los hechos”.
Ganancias eliminadas
La amenaza de un acuerdo multimillonario se ha cernido sobre Staley desde que asumiera el cargo de CEO de Barclays el año pasado, eclipsando sus esfuerzos por achicar al banco y reconcentrarse en los mercados principales del Reino Unido y los Estados Unidos.
En los últimos cinco años casi todas sus ganancias se vieron eliminadas a raíz de los 20,000 millones de libras (US$ 24,500 millones) en cargos por mala conducta.
Las conversaciones con los Estados Unidos fueron mal desde el principio. La primera penalidad propuesta por los fiscales era tan alta que el banco la consideró como una táctica de negociación.
Lección de Diamond
Staley pasó más de tres décadas en JP Morgan y hasta en una oportunidad se lo llegó a ver como candidato para suceder a Dimon. Se puede haber guiado por la lección del ex CEO de Barclays, Robert Diamond, quien cooperó con las investigaciones regulatorias sobre la manipulación de las tasas de interés de referencia en el 2012.
El banco fue el primero en llegar a un arreglo y recibir elogios por su cooperación. Pero Diamond se vio obligado a renunciar en medio de una protesta pública.
Después de que Barclays negoció una multa en el siguiente escándalo bancario internacional – la manipulación de divisas – John McFarlane, presidente de la firma, dijo que el banco no recibió ningún crédito por realizar los cambios.
En una carta a los accionistas, McFarlane dijo que estaba frustrado porque las penalidades minaban los esfuerzos del banco por transformarse, un objetivo que los reguladores apoyan. “Los costos sociales de las excesivas sanciones son muy reales”, escribió.
Intención fraudulenta
Un fallo del tribunal de apelaciones de mayo contra los Estados Unidos en un caso que involucraba al Bank of America Corp. puede haberle dado a Barclays la esperanza de ganar.
En ese caso, un panel desestimó una sentencia de casi US$ 1,300 millones contra el banco estadounidense por la venta de préstamos hipotecarios defectuosos, declarando que el gobierno no había mostrado “intención fraudulenta”.
Los abogados de Barclays mencionaron ese fallo durante las negociaciones. También argumentaron que de las 36 titulizaciones identificadas por los fiscales como problemáticas, el mismo banco era inversionista en 31 de ellas.
Dimon estaba en una posición diferente cuando negoció en el 2013. El gobierno del presidente Barack Obama era criticado por haber mantenido indemnes a los bancos que causaron la crisis financiera.
Ahora Staley puede estar apostando a que el Departamento de Justicia ceda en tanto trata de poner fin a los procesamientos de esa época, o a que pueda conseguir un trato mejor después de que Donald Trump asuma como presidente.