Barcelona(Reuters).- Cientos de miles de personas salieron a las calles de Barcelona el martes en una manifestación de corte independentista por el día de Cataluña, la marcha más multitudinaria en años y un nuevo dolor de cabeza para el presidente Mariano Rajoy , enfrascado en la crisis de deuda del país .
Bajo el lema “Cataluña, una nueva nación en Europa”, los catalanes abarrotaron el centro de Barcelona en una cita en la que conviven distintas sensibilidades con mayor o menor afán independentista, pero con la dura crisis económica como caldo de cultivo para una población que se siente agraviada por el régimen fiscal y protesta contra los recortes de los gobiernos central y regional.
En un mar de banderas independentistas, la manifestación discurría de forma pacífica y colapsaba el centro de la capital de Cataluña, que supone la quinta parte del PIB español.
Con el argumento de que Cataluña aporta 16,000 millones de euros (20.500 millones de dólares) más al Gobierno español de los que recibe -una cifra que otros analistas rebajan a 12,000 millones de euros y que es casi imposible de calcular a ciencia cierta- el partido gobernante en la región, Convergencia y Unió (CiU), reclama a Madrid un nuevo pacto fiscal para la región más rica de España en términos de PIB per cápita.
“Esto para el Gobierno es una patada. La gente ha venido de todos los sitios. No creo que se esperaran algo tan grande. Vemos que cada vez que el Gobierno central nos da más por saco”, dijo Teresa Cabanes, una barcelonesa de 53 años afincada en Santa Coloma de Gramanet.
“Los catalanes aportamos mucho dinero al resto de España”, agregó.
Al calor del argumento de agravio financiero que abanderaCiU, un partido nacionalista tradicionalmente moderado, se unió Esquerra Republicana, con una postura proindependencia más radical, aglutinando distintos sentimientos de una población cansada ya de recortes.
“El pacto fiscal es el ejemplo más evidente y socialmente más transversal de esta transición nacional. Catalunya tiene suficiente energía interna para vivir mejor de lo que vive”, afirmó el gobernador de Cataluña, Artur Más, en un discurso.
“Producimos suficientes recursos y suficiente riqueza para vivir mejor de lo que vivimos. No hay batalla más urgente ni reto más importante que la soberanía fiscal de nuestro país. Y más en estos momentos”, agregó.
Pero el Gobierno central ha descabalado cualquier esperanza de negociación de un pacto fiscal con el que Mas pretende equiparar la gestión económica a la del País Vasco al afirmar en numerosas ocasiones que la prioridad de España ahora es otra.
“Vamos a ver si somos capaces de fijar prioridades. España tiene 5’600,000 españoles en el paro y 600,000 de ellos son catalanes. Cataluña tiene graves problemas de déficit y de desempleo y en este momento no toca el lío, la disputa y la polémica”, dijo Rajoy el lunes en una entrevista a la pública RTVE.
“Toca la unión y la colaboración. Toca crear empleo. Y lo que menos necesitamos son estas cosas. Si superamos esta situación, la Generalitat tendrá más dinero. No estamos en España para grandes algarabías”, manifestó el presidente del Gobierno, que tiene prevista una reunión con el líder catalán el 20 de septiembre.
La celebración de Cataluña se produce semanas después de que la región solicitase al Gobierno central un rescate de 5,000 millones de euros ante la imposibilidad de financiarse en los mercados a tasas razonables y apenas días después de que la agencia de calificación Standard & Poor’s rebajase a bono basura su calificación, precisamente con el argumento del enfrentamiento con Madrid.
“Es indudable que el sentimiento nacionalista catalán es algo que está metido bastante profundo en la historia de España y que la situación económica ha provocado un auge del nacionalismo (…) pero casi nadie, ni en España ni en Cataluña, creen que hay una mínima posibilidad de que el pacto fiscal salga adelante”, afirma Carlos Barrera, director de La maestría en Comunicación Política de la Universidad de Navarra.
Con una tasa de desempleo del 22% de la población, por primera vez la mayoría de los 7.5 millones de catalanes -el 51%- estaría a favor de la independencia de España , según una encuesta del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat.
“Es como un matrimonio, ya no se aguanta más. Lo siento, o hay un cambio radical que no creemos que lo hagan o nos vamos. Yo pienso que esta vez se acabó”, declaró Jauma Turra, que trabaja como administrador municipal en un ayuntamiento y llegó a Barcelona desde la cercana localidad de Maresme.
Adelanto de la campaña electoral
Todos estos ingredientes marcarán la agenda política de Rajoy en los próximos meses en una batalla que podría desembocar en la convocatoria de un adelanto electoral en Cataluña y que podría convertirse en una suerte de referéndum sobre el apetito independentista de una región donde el oficialista Partido Popular (PP) siempre ha conseguido un apoyo minoritario.
El PP catalán ve con preocupación el auge del movimiento independentista y estima que la estrategia de CiU pasa por convocar elecciones y utilizarlas como una suerte de referéndum.
“Desde el propio Gobierno de CIU se esta impulsando una estrategia de incrementar el independentismo (…) Su camino final es que el pacto fiscal sirva como excusa, cuando en Cataluña no hay una mayoría independentista”, afirmó una fuente del PP catalán.
La deuda de Cataluña asciende a más de 45,000 millones de euros y el Gobierno es consciente de que la región necesita de su oxigeno para cubrir sus necesidades de financiación de 5,700 millones hasta final de año.
Sin embargo, un recrudecimiento de la tensión en las calles y el enrarecimiento de sus relaciones con Cataluña podrían hacer saltar las alarmas.
“Hay que analizar el componente que tiene de posible desestabilización de España como país en un momento en el que al Gobierno le interesa muy poco”, añadió Barreda.
En apenas dos meses, el Partido Popular afronta dos importantes citas electorales en Galicia y el País Vasco que serán una piedra de toque clave para un Partido Popular, que ha visto su popularidad erosionada rápidamente por los recortes y subidas de impuestos tras haber logrado la mayoría absoluta en las elecciones generales hace menos de un año.
“Es parte de un juego político de años. La única diferencia es que la crisis ha cambiado los porcentajes”, afirmó Antonio Barroso, analista político de la consultora Eurasia.
Los comicios vascos, fijados para el 21 de octubre, podrían arrojar una importante victoria para los partidos de corte nacionalista, lo que añadiría más presión al Partido Popular.