El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) publicó a finales de diciembre un decreto legislativo en el que cambió la regla fiscal del país, pasando del estructural al nominal o, en otras palabras, de uno que tenía que tener parámetros para saber el resultado final a uno que depende de lo que sucede en la realidad.
Para la agencia internacional Moody’s, este cambio permite que las reglas sean más fáciles de monitorear y que se cumplan, por lo que flexibiliza la formulación de políticas desde el Estado.
“Aunque el nuevo marco otorgará un mayor grado de discrecionalidad a la formulación de políticas fiscales, dado el sólido historial de prudencia fiscal del soberano, una mayor flexibilidad y transparencia ayudará a que el marco macrofiscal del país se adapte mejor a los shocks”, afirmó en su último reporte.
Alerta
Sin embargo, no todo es positivo en el cambio de la regla fiscal peruana, pues la transición de los objetivos estructurales a un límite de déficit nominal del 1% del PBI (con el que se espera que el actual déficit converja en el 2021) probablemente dé lugar a una política fiscal más procíclica una vez que se alcance el objetivo del déficit.
Es decir, en el actual entorno de menor crecimiento económico, los cambios recientes en las normas hacen menos probable que el Gobierno acumule activos financieros cuando la economía empiece a reportar un crecimiento más dinámico.
De acuerdo con Moody’s, una mayor flexibilidad proporcionará a las autoridades más discreción para ajustar la postura de la política fiscal a través del ciclo económico.
“Una mayor flexibilidad puede comprometer la prudencia fiscal”, afirmó el informe de Moody’s.
Sin embargo, creen que es improbable que las autoridades económicas peruanas salgan de la línea de prudencia con la que se trabajaron las políticas fiscales en los últimos 20 años.
“La economía peruana se enfrenta actualmente a un shock muy grande”, advirtió la agencia calificadora internacional.
En el inicio del Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, se decidió cambiar las metas fiscales e ir reduciendo el déficit gradualmente desde el 3% del 2016 (el resultado final fue de 2.8%), hasta llegar a 1% para el 2019. En el 2017 la meta es de 2.5% del PBI.
