Inversión chilena empeoraría al terminar auge de la construcción

Cualquier disminución en el sector de la construcción podría provocar un aumento del desempleo y una demanda de consumo más débil.

(Bloomberg) En los últimos años, la industria de la construcción en Chile ha evitado que una disminución en la inversión se convierta en una depresión gracias a un auge en la construcción de viviendas. El próximo año será una historia distinta.

Una caída en los precios del cobre ha hecho caer la inversión en equipos y maquinaria desde finales de 2012, dando lugar al crecimiento económico más débil en un período de tres años desde la crisis de la deuda de 1981. Ahora, la inversión en la construcción podría estar a punto de sumarse a la recesión a medida que se desvanecen los factores únicos que la impulsaban, según Rodrigo Aravena, economista jefe del Banco de Chile.

Eso sería una mala noticia para el asediado Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet. Cualquier disminución en el sector de la construcción podría provocar un aumento del desempleo y una demanda de consumo más débil, lo que haría que las reiteradas proyecciones del Gobierno sobre una reactivación en el crecimiento se retrasen cada vez más.

En 2015, la construcción experimentó un auge, ya que los constructores intentaban anticiparse a la aplicación de mayores impuestos sobre las nuevas viviendas este año. El área autorizada para nuevos proyectos de construcción alcanzó una máxima sin precedentes en diciembre a medida que los chilenos corrieron a comprar departamentos sobre planos antes de que los cambios entraran en vigor. Las constructoras estarán ocupadas gran parte de este año edificando aquellas propiedades ya vendidas. Sin embargo, eso no se repetirá el próximo año.

“La inversión en el sector de la construcción se ha mantenido sólida a causa de factores únicos que han alentado la venta de viviendas”, dijo Aravena. “No podemos descartar un crecimiento negativo de la inversión en la construcción para el año 2017”.

Tampoco espere que el Gobierno venga en ayuda del sector.

Desde la crisis financiera de 2008, el Gobierno de Chile ha seguido una política anticíclica, estimulando la inversión en momentos de bajo crecimiento y reduciéndola durante los años del auge del cobre. Pero ahora, los responsables de las políticas se han comprometido a apretar el cinturón de Chile a medida que aumenta el déficit fiscal.

El Gobierno ya recortó sus planes de gasto una vez este año y aún pronostica la segunda mayor brecha fiscal en un cuarto de siglo. El subsecretario de Hacienda, Alejandro Micco, dijo a Bloomberg el mes pasado que cualquier aumento que exista en el gasto en 2017 se destinará a la educación y a la salud. Las inversión en obras públicas no aumentará, agregó.

El mercado de oficinas tampoco vendrá al rescate en tanto suben las tasas de vacantes y disminuye la construcción. El único aspecto positivo podría darse en el sector de la energía, ya que la semana pasada el ministro de Energía Máximo Pacheco predijo un aumento de la inversión en plantas de energía renovable.

La inversión como porcentaje del PIB caerá hasta el 20% en los próximos dos años desde el 23,7% del año pasado y el 26,6% de 2012, predijo Aravena. Eso impactaría negativamente el potencial de crecimiento a largo plazo de la economía.

“El crecimiento de la inversión ha estado disminuyendo durante dos años; no vimos nada como esto durante la crisis asiática, o la crisis de las hipotecas de alto riesgo”, agregó Aravena. “Debemos asumir que la caída de la inversión es más permanente”.

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