La industria vitivinícola en Argentina, al igual que otros sectores, ha perdido competitividad por las políticas macroeconómicas que impulsa el Gobierno de Cristina Fernández, especialmente sobre el tipo de cambio, afirmó el economista agrícola Aldo Luis Biondolillo.

“No hemos tenido un tipo de cambio adecuado para la exportación de vino en general. Hemos perdido terreno, junto con nuestros competidores, a nivel nacional. Hace tres semanas, tenemos un tipo de cambio que nos ha vuelto muy competitivos y esperamos mantener la situación en los últimos meses”, comentó el dueño de la bodega y vinos Tempus Alba.

Pese a la coyuntura actual, Biondolillo destacó la evolución de la industria desde hace treinta años. “En 1972, el impacto socioeconómico de la crisis fue terrible. De un total de más de 300,000 hectáreas que el país tenía de viñedos, se erradicaron 100,000 hectáreas. Lo peor de todo es que se arrancaron las uvas de mayor aptitud tecnológica como uvas tintas de vinificar y malbec, más de 30,000 hectáreas de malbec”, explicó.

Más adelante, la industria se recuperó y creció con el consumo interno, pero no se preocupó por colocar vinos de calidad en los mercados internacionales.

“Argentina, como país tradicionalmente dedicado a la producción de vino, tiende a producir más de lo que consumen y genera excedentes, que se quedaban en stock, (situación) diferente a los países europeos que, por estar insertos en el mercado mundial, sí colocaban sus excedentes”, precisó el empresario argentino.

Respecto a Tempus Alba, Biondolillo aseguró que es imposible quedarse en el mercado interno por la gran concentración de bodegas, por lo que apunta a las exportaciones.

“Hay nichos naturales para los vinos argentinos como el mercado de Brasil. Estamos nuevamente muy bien posicionados en cuanto a nuestra empresa y estamos dispuestos a seguir dando pelea para no perder el lugar que con mucho nos ha constado conseguir”, aseguró.