Hacia fines del 2015, se hace evidente que la economía peruana no repuntó como se esperaba luego de la desaceleración del 2014. Sin embargo, las agencias calificadoras consultadas coinciden en que los fundamentos de la economía peruana siguen sólidos, más cercanos a una recuperación que a una crisis.
El consenso, por ello, gira en torno a lo que se debe hacer: seguir dando campo a la inversión privada y enfrentar los problemas estructurales, pese a estar en un ciclo a la baja de las materias primas.
Para Fitch Ratings, el Perú mantiene una calificación de BBB+ estable, sigue en los primeros puestos de la categoría BBB y sostiene el grado de inversión pese al contexto externo de volatilidad financiera e incertidumbre.
“Es decir, el Perú mantiene sus fortalezas: buen manejo de sus finanzas públicas, reservas internacionales altas y prevalecen políticas macro adecuadas”, anota Erich Arispe, director de calificación soberana para Latinoamérica de Fitch Ratings.
Moody’s también mantuvo su perspectiva de calificación A3 y la calificó de estable. “El Estado contaba con amplio espacio fiscal que se construyó a punta de políticas prudentes en años anteriores, lo cual es difícil encontrar en la región latinoamericana, pero lo más importante es que se goza de un alto nivel de credibilidad en el manejo fiscal”, señala Jaime Reusche, vice president senior analyst de Moody’s.
“El perfil de deuda soberana sigue favorable. Los retos son los mismos que han limitado la calificación al nivel de A3, que son los de corrupción, inseguridad, debilidad del Poder Judicial, el ruido político y demás factores institucionales que hemos mencionado a lo largo del año”, añade.
Si bien la economía ya está dando señales de una recuperación lenta, para Reusche, se empieza a ver un deterioro en las finanzas públicas desde el punto de vista de la calificación soberana. Pero uno contenido y por el que, además, hay un compromiso por parte de las autoridades de revertirlo.
“Este no solo obedece a que las condiciones económicas son mucho menos favorables, sino a una política contracíclica para tratar de darle impulso a la economía”, señala Reusche. “La calificación puede tolerar este deterioro porque apuntamos a ver más allá de este ciclo”, añade.
Standard & Poor’s, por su lado, mantiene también sus calificaciones en moneda extranjera y local a largo plazo del Perú en BBB+ y A-, respectivamente, con perspectivas estables. “El crecimiento en el Perú se ha reducido drásticamente y esperamos que, durante el periodo 2015-2018, este tenga un promedio de 3,7% por año”, señaló la agencia.
Los retos peruanos
Se dice que el Perú está atravesando una “tormenta perfecta”. Por un lado, el advenimiento del fenómeno El Niño, el shock negativo de inversión pública por parte de los gobiernos locales y regionales, y la incertidumbre asociada a las elecciones presidenciales del 2016. Pero también hay retos internos como el ruido político y los escándalos de corrupción.
Para Reusche, de Moody’s, estos han dañado mucho la confianza económica, ya que se han sumado a los retos externos y han contribuido a frenar el gasto de inversión. “Cabe resaltar que la economía peruana ha llegado a un punto en su desarrollo en el cual se ha vuelto mucho más sensible a la confianza. Ha llegado a una suerte de adolescencia donde es importante creer en sí misma para poder enfrentar otros retos de desarrollo”, añade el ejecutivo.
A los problemas antes mencionado, se les puede sumar algunos desafíos externos como la incertidumbre sobre China. Fitch señala que además del bajo crecimiento del país, el Perú enfrenta una caída en sus términos de intercambio desde el 2012.
“Sin embargo, podemos destacar que si bien hay inflación y déficit en cuenta corriente, esto no afecta la consistencia y sostenibilidad de las políticas macro en el Perú. El país ha tenido el espacio de hacer política contracíclica”, señala Arispe.
“En ese sentido, el Perú ha podido dar una respuesta. La otra cara es que las debilidades del perfil crediticio del Perú, en términos de instituciones, se han evidenciado. En comparación con otros países con grado de inversión, el Perú tiene una debilidad relativa en temas estructurales, como el ingreso per cápita o la fortaleza institucional. Y el ruido político trae consigo vientos negativos.”, añade.
Reformas responsables
Moody’s considera que, a pesar de todos los retos y obstáculos en el crecimiento, la economía peruana no se contrae. Crece lentamente. “Resaltamos la capacidad de respuesta. Ante estos retos y una economía que se desacelera, las autoridades económicas reaccionaron con un plan de estímulo que es posible por la prudencia fiscal de otros años.
En la región, solo Chile y Perú son capaces de una respuesta contracíclica; mientras que muchos otros tienen que apretar las cuentas fiscales”, señala Reusche, quien además resalta el sano debate que se está dando sobre las pensiones en el país. “Si se mantiene el debate de manera constructiva y prudente, puede que se mejore el sistema, pero es importante rechazar propuestas populistas e irresponsables”, añade.
Hay consenso entre las agencias calificadoras de que el país madura, de que la ciudadanía demanda mayor crecimiento económico y comunica su rechazo a la corrupción. No existe, hasta ahora, un candidato antisistema con grandes cuotas de intención de voto para las próximas elecciones.
Fitch señala que una de las razones para poner al Perú en la calificación BBB+ es por su responsabilidad, en el sentido deque no está en discusión el modelo económico. “Humala ha sido capaz de mantener la transición. Las preguntas ahora son ¿cuál va a ser la agenda del nuevo gobierno para mantener o escalar esta calificación?, ¿qué reformas se van a hacer para fortalecer las instituciones en una era pos precios altos de materias primas?, ¿cómo hacer que el Perú siga atrayendo inversión?”, se interroga Arispe, de Fitch.
Moody’s, por su parte, señala que de mantenerse esta tendencia, las elecciones pueden ser un punto de inflexión para inyectarle optimismo a la economía.
“El nuevo gobierno tendrá que desarrollar motores internos para acelerar el crecimiento, debido a que el ambiente externo no será de los mejores y no hay mejor forma de darle empuje a la economía que con reformas, sobre todo en materia laboral, en el sistema de justicia (para combatir la corrupción y la inseguridad), reducción de la informalidad y fomento de productividad y eficiencia en la economía, para que se reduzcan las trabas burocráticas y la tramitología”, añade Reusche. Se viene un 2016 muy interesante.