Gestión 25 años

Los baches y el despegue en la sinuosa ruta del mercado automotriz

Especial 25 años de Gestión. En Perú, la recuperación económica y el proceso de pacificación en la década de 1990 fueron el disparador de la venta de autos.

La crisis económica de finales del primer gobierno de Alan García había obligado a subir los impuestos al sector automotriz. En el país, ya solo quedaban en pie las plantas de Toyota, Nissan, Volkswagen y Volvo, cuya producción languidecía cada vez más.

Así arrancaba la década de 1990 para esta industria. Las ventas habían caído a menos de 7,000 vehículos desde los 51,000 que se llegó a comercializar en 1982. Y si alguien ambicionaba alguno, al precio que fuera, se debía poner en lista de espera.

“La oferta era muy limitada y no podías escoger ni el color en algún momento, las ensambladoras llegaron a producir solo un color por mes”, recuerda Claudio Ortiz, gerente de Negocios de Hyundai.

Entonces, el gobierno entrante abre el mercado a los autos importados y ello frenó definitivamente a la pequeña industria automotriz que había surgido a mediados de la década de 1960 en un contexto que alentaba el desarrollo fabril de América Latina.

Para Edwin Derteano, presidente de la Asociación Automotriz del Perú, la medida fue positiva porque la producción local era poco competitiva y de alto costo. En poco tiempo, la venta se recuperó y se acercó a 30,000 importados nuevos en 1992.

Sin embargo, el mismo año se aprueban beneficios tributarios al ingreso de autos usados al país. En 1994, estos comenzaron a superar en ventas a los nuevos y el 2001 llegaron a quintuplicarlos. Ello explica en gran medida la antigüedad del parque automotor peruano.

“El cliente invertía en vehículos contaminantes, sin garantía ni respaldo. Autos siniestrados de otros países y con timón cambiado podían importarse sin problemas, fue muy negativo para el sector”, comenta Paolo Nava, subgerente de Ventas de KIA Perú.

La situación se prolongó hasta diciembre del 2012 y luego los autos nuevos empezaron correr prácticamente solos en el mercado, acelerando sus ventas hasta superar las 200,000 unidades en el 2013.

En ese momento, el mercado reunía las condiciones para atraer fabricantes automotrices; sin embargo, la región ya contaba con capacidad de producción en Brasil, Argentina y México, e incluso, en Ecuador, Colombia y Venezuela, refiere Ortiz.

El impacto de las crisis
Los vehículos son bienes de alto costo y como tal, su demanda va ligada a la situación de la economía y la política de un país. En Perú, la recuperación económica y el proceso de pacificación en la década de 1990 fueron el disparador de la venta de autos.

“En Sudamérica decíamos que hay dos tigrillos, Colombia y Perú. Por muchos años no recibieron inversión por terrorismo, luego eso cambia. El transporte y comercio aumentan, la economía fue creciendo a 5% y el mercado de autos a 20%”, añade Derteano.

Sin embargo, el sector no solo es sensible a factores internos. En 1998 y 1999, la crisis económica mundial afectó las ventas y el 2000 solo se colocaron 10,000 autos nuevos.

Una vez superado el impase, el mercado registró una curva ascendente. El 2005, esta expansión comienza a ser impulsada también por la incursión de las marcas a provincias, cuya participación en las ventas en el país pasó de 15% a 30% a la fecha.

En menor medida, los efectos de la crisis externa volvieron a golpear al mercado automotriz en el 2008 y 2009. Luego las ventas se recuperaron y, en la actualidad, se observa una caída de 5% frente al 2014 y se espera un repunte en el 2016.

La importancia de los TLC
Otro factor que impulsó el crecimiento del sector fue la firma de tratados de libre comercio (TLC), sobre todo, con los principales países fabricantes de autos en los últimos años. Así, se logró bajar los aranceles a menos de 3%, los más bajos de la región.

“Tenemos TLC con Estados Unidos, Corea, Japón, China y diferentes bloques económicos. Hoy, en algunos casos, hay aranceles de 0%. Ahora no tendría sentido instalar una planta local porque los costos de producción no serían competitivos frente a los autos importados”, comenta Ortiz.

Y en el escenario actual, ¿cuáles son los retos del sector? Para Nava, de KIA Perú, las marcas deben estar preparadas para atender a un cliente mucho más informado y que puede comparar modelos no solo a nivel local, sino también con el extranjero.

Si bien el mercado cae por segundo año consecutivo, el ejecutivo reconoció que el potencial en Perú es alto, sobre todo, en las provincias. En términos normativos, anotó que el Gobierno podría hacer más, impulsando la importación de vehículos eléctricos, que a otros países ya ingresan con arancel de 0%.

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