Mohamed El-Erian
(Bloomberg) Algunos comentaristas se han apresurado a describir la reciente crisis mundial de los mercados de valores como “histórica” y “sin precedentes”, sin embargo, su evolución ha sido bastante tradicional hasta ahora.
Mercados gestionados de China
Lo que puede ser diferente esta vez, sin embargo, es si la estabilidad a largo plazo puede ser restaurada con las herramientas de política que estaban disponibles en el pasado.
Esta ola de ventas comenzó como un reajuste de las perspectivas de crecimiento mundial. La creciente evidencia de debilidad económica en el mundo emergente, junto con el bajo crecimiento persistente en Europa y Japón, han hecho que sea difícil para los mercados ignorar el impacto en los ingresos y la rentabilidad de una desaceleración global.
La ola de ventas se aceleró en tanto se expandieron los temores de que los reguladores no serían capaces de responder con suficiente rapidez y eficacia.
Parte de esta preocupación tenía que ver con el grado en que los bancos centrales han agotado sus reservas de municiones después de años de llevar la mayor parte de la carga política.
Pero una preocupación más significativa surgió del correcto entendimiento de que la respuesta primaria tendría que provenir de las economías emergentes que son la fuente de las preocupaciones financieras y de crecimiento en esta ocasión, y no de la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE).
Como suele ser el caso, la ola de ventas ganó fuerza cuando los operadores se dieron cuenta de que los disyuntores de política no se materializarían de forma inmediata.
La derrota se convirtió en desordenada por un corto tiempo cuando las tradicionales fuerzas técnicas de desapalancamiento, incluyendo la obligada venta generalizada por parte de los inversores sensibles a la volatilidad y las carteras desbordadas, se apoderaron de los mercados. El resultado fue la combinación convencional de bolsas de aire de precio, sobretensiones de valoración y contagio.
Esas son las típicas etapas de una ola generalizada de ventas de mercado. Este ciclo se agota a sí mismo una vez que los precios bajan lo suficiente como para crear oportunidades atractivas para los marginados fondos invertibles.
Esto tiende a ocurrir primero a las empresas mejor administradas con balances resistentes, y luego se extiende al mercado en su conjunto. Y hay una gran cantidad de precauciones en todos lados, incluyendo dinero en efectivo en las manos de hogares y empresas que puede ser utilizado en compras de inversión y recompras de acciones, o fondos puestos en bonos cuyos rendimientos han caído y que buscarán oportunidades de mayor rentabilidad. La estabilización de los precios de activos a más largo plazo también podría provenir de un refuerzo de los fundamentos económicos y de política de los mercados.
Pero con el crecimiento económico que constantemente no puede despegar, esta responsabilidad ha recaído principalmente en los últimos años en los bancos centrales, liderados por la Fed y el BCE –núcleo tradicional del sistema. Esta vez, sin embargo, la estabilización genuina y duradera requerirá que una buena parte de la solución provenga del mundo emergente.
Se necesitará tiempo
Dados los desafíos económicos y políticos en muchas de las economías emergentes de importancia sistémica, se necesitará tiempo para que el crecimiento vuelva a ser fuerte y para que surjan soluciones políticas integrales.
Esto podría incluir la profundización de las reformas estructurales, el reequilibrio de la demanda global o el levantamiento de los bolsillos de exceso de apalancamiento y sobreendeudamiento. Como resultado de ello, lo mejor que se puede esperar en este momento es la estabilización del mercado a corto plazo a través de otra serie de curitas impulsadas por liquidez.
Este enfoque proporcionaría un alivio inmediato muy apreciado; pero no sería suficiente para suministrar el ancla a largo plazo de la estabilidad que el sistema financiero global está buscando.
EL DATO
Mohamed El-Erian. Principal asesor económico de la multinacional de servicios financieros Allianz y autor de “Cuando los mercados colisionan”, un best seller elegido por Financial Times y Goldman Sachs como el Libro de Negocios del Año 2008. Preside el Consejo de Desarrollo Global del presidente Barack Obama, y fue director ejecutivo y copresidente de Inversiones de Pimco.