Modernidad urbana con identidad cultural. Esa es la consigna de la Municipalidad de Miraflores para el desarrollo de su distrito. El gobierno local ya publicó dos ordenanzas (n° 387 y n° 401) que, básicamente, busca evitar que los vecinos vendan sus propietarios de inmuebles que conservan el carácter, la historia y la belleza de la zona.
La comuna de Miraflores ha calculado que existen unas 200 casonas en peligro de abolición por el “boom inmobiliario”. Así, los propietarios de estos inmuebles pueden acogerse, de manera voluntaria, al compromiso de conservación de su bien y al derecho edificatorio renunciado.
¿Cómo funciona?
La normativa municipal funciona así: el distrito ofrece entregar a los propietarios de determinados inmuebles un certificado que señala el número de metros que se podrían construir en sus lotes si se destruyesen los inmuebles.
A cambio del certificado, ellos inscriben una carga sobre el inmueble en registros públicos que impide su destrucción. Los dueños de esas casas venden estos certificados a una o más inmobiliarias que tengan proyectos en otros lugares del distrito (terrenos receptores), para que estas puedan agregar un número de pisos que de otra forma no podrían construir por el límite según la zonificación.
Es una situación win-win para el vecino, que puede conservar su casa y ganar dinero que destinará a su refacción, de acuerdo con los estrictos parámetros establecidos por la Municipalidad, y para las inmobiliarias, pues potencian sus construcciones.
“Hemos empezado a explorar en el contexto internacional otras alternativas en otros países y encontramos esta experiencia de transferencia de derechos edificatorios (…) Económicamente, les beneficia muchísimo a los vecinos y ese es gancho. El objetivo de la Municipalidad no es generar beneficios económicos. El objetivo es preservar la identidad del distrito pero si esto no es un bueno negocio, no va a ocurrir”, indicó Carlos Ramírez-Alzamora, funcionario del Municipio.
Hasta el momento, son once los vecinos miraflorinos que ya cuentan con sus certificados y el metro cuadrado de sus aires, que se negocia con las inmobiliarias interesadas, está en US$ 500.
Puedes leer aquí las ordenanzas n° 387 y n° 401.
Conoce el caso de éxito de Arístides Sotolongo, uno de los beneficiarios que se acogieron a estas ordenanzas.